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CALIGARI

Sobre las nubes (2022), de María Aparicio

Sobre las nubes (2022), de María Aparicio

“Los trabajos y los días”

Por Candelaria Carreño

 

Ramiro trabaja en un bar del centro; es el cocinero del local. Nunca estudió cocina, aprendió cuando tenía que hacerles la comida a sus hermanos, porque su mamá trabajaba en turnos nocturnos. Por alguna razón, rechaza las llamadas que le entran en el celular. Hernán tiene una hija preadolescente, a quien adora. Hace varios meses que está desempleado y busca trabajo. Asiste a entrevistas crueles y sin sentido, y no consigue quedar en los puestos. Nora es instrumentadora quirúrgica, trabaja al revés del mundo, y al revés de su marido, quien también tiene turnos cruzados en el rubro hotelero. Cuando se anima a asistir a un taller de teatro para adultos, Nora comienza un camino de autodescubrimiento. Lucía quiere terminar sus estudios en el magisterio para ser docente, y, mientras tanto, trabaja en una librería. Si bien no es amante de la literatura, para ser un trabajo, la pasa bastante bien. Allí conoce a Tincho, con quien tiene una relación frágil y breve.  

La canción El Dirigible, compuesta por Ariel Borda, funciona como vector en Sobre las nubes, acompañando de manera análoga la estructura del largometraje: ambas son inevitablemente cordobesas, suceden en un espacio urbano, y acompañan cadenciosamente la realidad cotidiana que la mayoría de las veces es cuesta arriba, encontrando atisbos de poesía en el día a día. Las dos se inscriben en un clima de inestabilidad, de nubes constantes, la seguridad es apenas una llovizna, mas luego la incertidumbre. Escuchamos un fragmento de la canción sólo en tres escenas de la película, interpretada por un personaje que funciona como aunador de las narrativas –la cantante que, también, hace changas y busca trabajo–, simultáneas que narran una porción de las vidas de Ramiro, Nora, Lucía y Hernán. La quinta protagonista, adyacente y pasiva, es la ciudad de Córdoba. 

Tras el impávido blanco y negro como decisión estética, la primacía de los planos fijos acompaña a todos ellos que, inmersos en la ciudad, no se conocen, pero sus vidas, de alguna manera, se parecen entre sí. Quizás sea el primer plano donde se filma a las manos de Ramiro mientras realiza un truco de magia donde hace desaparecer y aparecer una moneda, el que presenta de mejor manera lo que los aproxima, en una ciudad, donde las nubes asoman grises todo el tiempo, y la plata aparece y desaparece, el trabajo se busca y no llega. O llega y no hace feliz, y aunque haga feliz, nunca alcanza y, sobre todo, cansa. 

En fin, lo que Sobre las nubes filma, no es más que las vidas de la mayoría de nosotros y nosotras. De todos los que buscamos el mango, con trabajos poco dignos, generalmente más de uno, para llegar más o menos bien, a fin de mes. En este punto, el film, trasciende lo local, para aproximarse a situaciones que atraviesan al gran porcentaje de la población clasemediera metropolitana actual; no importa tanto que sea o no la capital cordobesa, aunque se filmen sus calles con la certeza en la mirada que solo puede tener alguien que quiere mucho al lugar en el que vive. ¿Dónde reside, entonces, lo destacable de la película? Quizás en la extrañeza de encontrarnos representados del otro lado de la pantalla. Seguramente la manera en que filma la ciudad, el dejo entre nostalgia y melancolía que elige para pergeñar las historias que allí ocurren. La destreza con la que diferentes dispositivos estéticos conviven entre sus escenas: el teatro, de la mano de Federico Garcia Lorca, o de la actuación de una cantante drag que nos regala una interpretación de Tacea la notte placida, cantada por Maria Callas. La literatura, con fragmentos de Aira, Uhart, Berger, leídos con precisión en escenas específicas que acrecientan la destreza narrativa, donde menos, en este caso, es mucho más. También la música, anteriormente mencionada. Todas estas acertadas interpelaciones en la historia, componen el tono final del largometraje, redondeando a los personajes que en ella conviven. Entrañables y queribles, con la ternura apaciguada de quienes enfrentan los trabajos y los días, apelando a la circularidad rutinaria de la cotidianeidad con la cual se afronta el día a día. Quizás la poesía entonces, anide en inventar unos lentes caseros para mirar un eclipse; juntarse a festejar un fin de año; encontrarse en las calles con desconocidos y acompañarse: una gran ciudad parece ser el epítome de la soledad, aunque, sin embargo, es el mejor lugar para nunca estar del todo solos. La vida, la mayor parte del tiempo, se parece un poco al pasar de las nubes, que constantes en el cielo, y de apariencia monótona, toman formas impensadas, casi imperceptibles en la transitoriedad que la caracteriza. Allí reside, tal vez, la verdadera grandeza de Sobre las nubes: como si nada pasara, en realidad ocurre todo, y en esa –probablemente intencional– idealización sobre el sector social que decide filmar, termina concibiendo una poesía audiovisual sobre personajes que, en realidad, somos un poco todos nosotros.

Titulo: Sobre las nubes

Año: 2022

País: Argentina

Director: María Aparicio

 
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