“Mientras la cosechera sigue tomando vidas”
Por Lucila Da Col
Ya en la obra pictórica Sin pan y sin trabajo (1894) de Ernesto de la Cárcova, uno de los primeros cuadros de tema obrero con intención de crítica social en el arte argentino, se expresaba de manera contundente la impotencia de la clase trabajadora ante las faltas de posibilidades y las miserias cotidianas. Esta mítica obra nos sirve de clave de lectura a la hora de acercarnos a la realidad laboral de muchxs trabajadorxs actuales que continúan en situaciones de explotación y precariedad, siendo ésta una constante de la vida capitalista.
Lxs trabajadorxs informales del campo que se trasladan desde sus hogares siguiendo el calendario de las cosechas, se caracterizan por la baja calificación de su mano de obra y por la precariedad de sus condiciones laborales. Ese misma precariedad se plasma en Golondrinas de Mariano Mouriño, un film que de manera circular plantea las idas y venidas de dos hermanxs, Ana y Juan, que se enfrentan a la vida laboral campesina a temprana edad. Ambos establecen una particular relación con Edgardo (Germán Palacios), el patrón de la estancia, que siempre en estrecha relación de empleador/empleados les brinda cierta sensación de seguridad y porque no, de paridad. Sin embargo, esa imposibilidad relacional se hace presente y lxs “golondrinas” continúan con su viaje.
Si bien algunos rasgos retóricos del relato los sitúa en los años 90s, década de nefasta gestión en todas las miradas posibles, la temática parece no situarse en tiempo alguno sino por el contrario, se entiende como una problemática aún vigente y en constante recambio. Las rutas migratorias continúan con su tránsito de personas sin aparente posibilidad de transformación. Ese destino parece también ineludible para Ana y Juan.
El cine argentino dispone de un amplio legado sobre la explotación del hombre por el hombre en dramas rurales como Prisioneros de la tierra (1939) de Mario Soffici donde se retrataba las calamidades laborales en los yerbatales misioneros y la más acuciante Las aguas bajan turbias (1952) de Hugo del Carril con su trágico relato sobre las condiciones infrahumanas en el Paraná. Siguiendo esa tradición, Golondrinas se sitúa una vez más en el Litoral del país para darle contemporaneidad a esta temática.
La historia económica del país a menudo suscita altibajos. Sin embargo, con la Sociedad Rural a la cabeza y los peones a los pies, la historia no parece modificarse en ese ámbito que tanta renta e ingresos genera y que tanta desigualdad sostiene hace siglos. Golondrinas no se enfoca en la sublevación de los peones ni en reclamar derechos postergados o generar un discurso de denuncia. Aquí lxs “golondrinas” van y vienen con las estaciones del año, se distribuyen a lo largo y ancho del territorio para trabajar la tierra (siempre tierra de otrxs, por supuesto) y alguna vez puede que tengan la suerte de toparse con un patrón piadoso. Por tanto, el film se concentra sólo en mostrarnos esa situación laboral sin detenerse en la contienda real que ideológica, política y económicamente se sostiene sin pausa. ¿Es posible un cambio de rumbo que no esté signado por las necesidades de la tierra?. ¿Un golpe de suerte, capaz?
La cosechera sigue andando y el campo dando sus frutos. Nos queda a los espectadores repensar otra ventura posible u otros modos de configuración del mundo, quizás ahora sea un buen momento⚫
Titulo: Golondrinas
Año: 2020
País: Argentina
Directores: Mariano Mouriño