Como el cielo después de llover (2020), de Mercedes Gaviria Jaramillo
“Como la calma después del hacer”
Por Rocío Rivera
Si hay algo que caracteriza al cine como lenguaje artístico y como dispositivo de expresión y comunicación es la organización y producción colectiva de sus objetos, así como también la capacidad de reflexionar sobre la propia practica utilizando el mismo dispositivo como materia expresiva, retomando, desarticulando, cuestionando y respondiendo producciones ajenas y propias. De esta capacidad de producir contenido desde la autorreflexión sobre la practica se trata el documental de la realizadora Mercedes Gaviria Como el cielo después de llover.
Se pude enmarcar a esta producción dentro del subgénero del documental que viene en punta en Latinoamérica: el documental reflexivo donde no solo se evidencia tal o cual situación, sino que también se medita sobre la propia práctica documentalista y la historia personal de quienes están filmando. En este caso, Gaviria a medida que nos permite entrometernos a través de su cámara en la filmación de la película que está realizando su padre (cineasta colombiano de profesión[1]) nos cuenta desde una voz en off calma, pausado y meditativa sus propias sensaciones al momento de filmar esa historia, que por cierto no es nada sencilla: es la historia de la esposa del “Animal”, un maltratador violento que utilizaba métodos mafiosos para controlar a su familia arriba de la montaña, en un pueblo humilde alejado de las grandes ciudades colombianas.
Esta historia le permite a la directora, que es asistente de filmación de su padre, repensar su historia familiar, la relación de sus xadres y como fue ese matrimonio que la vio crecer, además de permitirnos conocer las propias apreciaciones de la madre de Mercedes, quien quizá no filmaba el registro de su infancia en video tal como lo hacía su padre cineasta – el documental se complementa de forma orgánica con imágenes de archivo de las grabaciones caseras de su padre – pero que si le escribía a su hija – en una especie de diario – mensajes, consejos y opiniones de su día a día, incluso antes de que ella naciera. Pareciera ser que ya antes incluso de definir su profesión cineasta, sus xadres habían determinado que ella también estaba predestinada a contar historias, ya sean filmadas o narradas, pero que seria la protagonista y la comunicadora de las historias que merecían ser contadas. Y esto es lo que hace en Como el cielo después de llover: nos cuenta tanto con las imágenes como desde su voz, esta historia.
Además de este ejercicio reflexivo tanto personal como meta cinematográfico, Gaviria se permite tomas estéticas y poéticas tanto de los trabajos dentro de la producción fílmica (parte técnica y artística) así como también de los paisajes que dejan los lugares que transita a lo largo del camino que la llevó de su casa – en Buenos Aires – a la locación de la filmación – Colombia -. Esta impronta estética y poética acompañan la narración de todo el documental también desde la voz y las apreciaciones de Gaviria, quien denota una gran sensibilidad y poder de empatía para poner en palabras aquello que les sucede a las personas que va conociendo en su vida. Esa es la calma después del hacer, saber que unx hace aquello que lo convoca y con eso se está aportando en visibilizar historias que antes quizá no tuvieron voz, ayudando al cambio, haciendo un llamado de conciencia, al mismo tiempo que no se descuida la mostración de que haciendo se tienen aciertos, errores pero que todo nos forma⚫
[1] Si les interesa la historia del cine colombiano, no pueden dejar de ver Todo comenzó por el fin (2015) de Luis Ospina
Titulo: Como el cielo después de llover
Año: 2020
País: Colombia
Directores: Mercedes Gaviria Jaramillo