The Witness (2024), de Nader Saeivar

The Witness (Shahed) es una película que, con sutileza y precisión, logra transmitir un mensaje profundo y conmovedor. Dirigida por Nader Saeivar, la película emplea una narrativa íntima para abordar temas de gran envergadura, utilizando la historia personal de una mujer iraní para simbolizar las luchas colectivas de quienes desafían el poder establecido. Saeivar, con su enfoque minimalista, logra que el relato cobre una relevancia universal sin perder el carácter profundamente personal que lo define.

El filme sigue a Tarlan (interpretada magistralmente por Maryam Boubani), una profesora jubilada que, de forma fortuita, presencia un asesinato. Este crimen ha sido cometido por un hombre con fuertes conexiones políticas, y cuando ella se niega a guardar silencio, comienza una intensa batalla contra un sistema dispuesto a utilizar su pasado como activista política en su contra. El conflicto central de The Witness no es solo la lucha de Tarlan por la justicia, sino también su resistencia frente a la coacción, el miedo y la intimidación, elementos que la película explora con sutileza.

La colaboración de Saeivar con el guionista Jafar Panahi agrega una dimensión política a la historia. Aunque la película no se enfrenta directamente al poder, sí deja en claro que cualquiera que desafíe el status quo puede ser objetivo de represalias. Saeivar no necesita caer en el dramatismo o en representaciones exageradas, ya que la simple exposición de una realidad tan común como devastadora es suficiente para mantener al espectador en tensión.

Tarlan es una protagonista fuerte y decidida, cuyas convicciones no se doblegan, incluso cuando aquellos que la rodean tratan de convencerla de ceder. La interpretación de Boubani captura perfectamente esa mezcla de vulnerabilidad y firmeza que define al personaje. La película se beneficia enormemente de su actuación, ya que es ella quien da vida al relato con una intensidad contenida pero poderosa.

En su final, The Witness se convierte en un homenaje a todas las mujeres que han sido silenciadas, pero que, a pesar de todo, siguen luchando por sus derechos. Es una obra que, aunque discreta en su forma, logra un impacto emocional profundo, recordándonos que sus historias merecen ser contadas y, más importante aún, escuchadas.