The Story of Souleymane (2024), de Boris Lojkine

Conceder asilo es, por definición, un acto de compasión. Esta es precisamente la sensibilidad con la que el director Boris Lojkine aborda The Story of Souleymane, una película que explora las realidades de la migración y la búsqueda de asilo en Francia. A través de la historia de Souleymane, un joven inmigrante indocumentado de Guinea, Lojkine ofrece una visión profunda y realista de lo que significa intentar sobrevivir en un país extranjero, enfrentando un sistema implacable y las dificultades cotidianas.

El guionista y director Boris Lojkine investigó las vidas de los repartidores indocumentados en bicicleta que pueblan las calles de París. Observó sus trayectorias y sus dificultades, y las entrelazó en un drama conmovedor que, lejos de buscar demonizar a ninguno de los lados del proceso de asilo, opta por una representación cruda, pero empática, de la experiencia migratoria. A través de Souleymane, interpretado por Abou Sangare, Lojkine nos sumerge en las tensiones y frustraciones de un joven que enfrenta la inminente entrevista que decidirá si su solicitud de asilo será aceptada.

A lo largo de la película, vemos a Souleymane pedalear frenéticamente por las calles de París, entregando comida a domicilio mientras repasa una y otra vez la historia que ha aprendido de su compatriota Barry (Alpha Oumar Sow). Esta historia ficticia, cuidadosamente construida, es su única esperanza de obtener asilo. Sin embargo, a medida que se acerca la fecha de la entrevista, los nervios y la ansiedad comienzan a consumirlo, y surge la duda: ¿será capaz de seguir el guion que le han impuesto?

Uno de los aspectos más destacados de The Story of Souleymane es el equilibrio que logra entre la acción frenética y los momentos de quietud. Mientras la cámara de Tristan Galand sigue de cerca a Souleymane en su bicicleta, capturando el caos del tráfico parisino, también se detiene en aquellos momentos en que el protagonista descansa, ya sea tomando una bebida caliente o simplemente respirando agotado en el autobús de vuelta al refugio. Esta dualidad en la narrativa subraya el agotamiento físico y emocional al que se enfrenta Souleymane en su día a día.

Lojkine no busca moralizar sobre las acciones de Souleymane. El hecho de que el joven se esté preparando para mentir en su entrevista de asilo no es un tema de juicio en la película, sino una simple realidad, un mecanismo de supervivencia. La película no presenta a Souleymane como un héroe perfecto ni como un mártir. Al contrario, lo muestra como un ser humano vulnerable, con destellos de bondad y desesperación en medio de un sistema que le exige constantemente. En este sentido, The Story of Souleymane es un relato de resistencia, de la lucha por encontrar una vida mejor en un entorno hostil.

Uno de los momentos más impactantes de la película ocurre en los últimos quince minutos, durante la entrevista de Souleymane. Es en esta secuencia donde el talento emergente de Abou Sangare brilla con mayor intensidad. La transición de Souleymane de seguir un guion a contar su propia historia es sutil pero poderosa. La cámara de Galand se aleja para permitir que el protagonista tenga un momento de catarsis, antes de reanudar su enfoque en el rostro de Souleymane mientras se derrumba emocionalmente. Esta escena es un testimonio de la vulnerabilidad del personaje, y la entrevistadora, interpretada por Nina Meruisse, sirve como un reflejo de la audiencia, escuchando atentamente y suspendiendo cualquier prejuicio.

The Story of Souleymane es, en esencia, una reflexión sobre la rutina diaria de un inmigrante indocumentado que lucha por sobrevivir en una ciudad que lo marginaliza. La película destaca tanto los momentos de calma como los de tensión, subrayando la implacabilidad de la vida de Souleymane desde su llegada a Francia. A pesar de las dificultades que enfrenta, la película nunca cae en el sensacionalismo o el melodrama. Lojkine opta por un enfoque realista, anclado en la empatía y el respeto por su personaje.