The Order (2024), de Justin Kurzel

Justin Kurzel, director australiano conocido por su enfoque visceral en la violencia y los conflictos humanos, ofrece en The Order una obra cinematográfica que no solo retrata un oscuro capítulo de la historia estadounidense, sino que también resuena poderosamente con la realidad política actual. Basada en el libro de no ficción The Silent Brotherhood de Kevin Flynn y Gary Gerhardt, la película explora la peligrosa ideología detrás de The Order, una organización supremacista blanca que, en los años ochenta, perpetró asesinatos y robos en su intento de desencadenar una guerra racial en Estados Unidos.

El grupo se inspiró en The Turner Diaries, un texto que ha sido descrito por el FBI como la “biblia de la derecha racista”. Este libro no solo es un manual de odio, sino también una guía para la subversión violenta, cuyos ecos se sienten en eventos recientes como los cánticos antisemitas en Charlottesville y la insurrección en el Capitolio en 2021. Kurzel utiliza esta base histórica para advertir sobre la persistencia del extremismo en la actualidad, destacando cómo las semillas de odio plantadas hace décadas siguen germinando en las extremas corrientes políticas contemporáneas.

A través de la figura del agente del FBI Terry Husk, interpretado por Jude Law, Kurzel nos introduce en un entorno donde el odio y la violencia parecen omnipresentes. La meticulosa representación de la violencia, una constante en la filmografía de Kurzel, es coreografiada con precisión, logrando que cada confrontación y cada disparo resuene con un impacto aterrador. La actuación de Nicholas Hoult como Bob Mathews, el carismático líder de The Order, añade una capa de complejidad al film, presentando el mal cotidiano de una manera inquietantemente plausible.

The Order no solo es un thriller sobre un grupo extremista del pasado, sino una advertencia sobre las corrientes subterráneas que aún alimentan el odio en la sociedad actual. Con su enfoque en la violencia realista y sus resonancias contemporáneas, la película de Kurzel se erige como un reflejo perturbador de cómo las ideologías peligrosas siguen prosperando, a pesar de los esfuerzos por erradicarlas.