The Antique (2024) de Russudan Glurjidze

“La memoria en los objetos”

Por Fernando Bertucci

Con su segunda participación en la carrera hacia el Oscar internacional representando a Georgia, Rusudan Glurjidze regresa al cine con The Antique, una película de apariencia modesta pero de gran alcance emocional. Luego de House of Others (2016), la directora ofrece una obra que, en un año prolífico para el cine georgiano —con títulos como Crossing de Levan Akin, Panopticon de George Sikharulidze o April de Dea Kulumbegashvili—, destaca por su estilo singular y su profunda sensibilidad narrativa.

Ambientada en 2006, la película se sitúa en el contexto tenso de las crecientes políticas anti-georgianas en Rusia, cuando una oleada de deportaciones masivas se desencadenó como parte de la estrategia propagandística del Kremlin. Sin embargo, Glurjidze evita el panfleto: su mirada se posa en lo íntimo, en lo cotidiano, en esos objetos y espacios que acumulan capas de historia y emociones. En una atmósfera cargada de nostalgia y vigilancia, The Antique despliega una historia de convivencia forzada entre Medea, una joven georgiana que trafica antigüedades de su país, y Vadim, un anciano ruso que se niega a abandonar su apartamento en San Petersburgo.

El vínculo entre ambos se construye en tensión, y a veces en clave cómica, pero siempre con una humanidad palpable. Medea, interpretada con fuerza contenida por Salome Demuria, encuentra un hogar en un piso señorial que aún ocupa Vadim (el inolvidable Sergey Dreyden), cuya figura evoca a un mundo desaparecido, culto pero arrinconado por la modernidad hostil. La relación entre ellos se desarrolla como una coreografía de desencuentros, silencios y miradas que hablan más que los diálogos.

A pesar de que los eventos políticos apenas irrumpen explícitamente hasta los tramos finales del filme —con imágenes impactantes de redadas y deportaciones—, su presencia se siente desde el inicio. Está en la mirada de sospecha de los policías, en los noticieros de fondo con la voz de Putin resonando ominosamente, y en los rostros cansados de los personajes que se aferran a los espacios como últimos refugios de pertenencia.

La película, sin embargo, no se limita al drama. Glurjidze introduce con sutileza momentos de humor, de absurdo, de ternura. Lado, un pretendiente insistente, se convierte en el elemento disruptivo que rompe la rutina de Medea y provoca situaciones tan ridículas como emotivas. En una escena memorable, Lado rompe por accidente el tocadiscos de Vadim, generando una persecución dentro del apartamento que bordea el slapstick, pero sin abandonar el tono melancólico general.

Visualmente, The Antique es una delicia. La cámara de Gorka Gómez Andreu retrata un San Petersburgo helado y fantasmal, donde la nieve cubre las heridas del pasado. Los interiores, decorados con muebles antiguos, lámparas opacas y baños romanos, remiten a un tiempo detenido. Glurjidze construye así un universo donde los objetos hablan tanto como los personajes, y en el que la historia se transmite a través de las huellas físicas más que de las palabras.

Uno de los grandes aciertos del filme es su ritmo contenido. No hay prisa, porque lo importante no es el desenlace, sino el proceso: la manera en que dos personas ajenas entre sí, y en apariencia incompatibles, empiezan a reconocerse en sus soledades. En este sentido, The Antique adopta la estructura de una “pareja dispareja”, pero despojada de clichés. Aquí no hay moralejas forzadas ni redenciones milagrosas. Hay convivencia, roce, aceptación gradual.

La figura de Vadim, interpretada por Dreyden en una de sus últimas actuaciones, encarna con delicadeza al intelectual desplazado, símbolo de una Rusia perdida en el tiempo. Su dignidad quebrada y su apego casi fetichista por los objetos revelan la fragilidad de quienes fueron testigos de otros tiempos. Medea, en cambio, representa la adaptabilidad, la supervivencia en un entorno hostil. Su encuentro es, más que romántico, existencial: dos modos de habitar el exilio, dentro de la misma casa.

The Antique es una película sobre el tiempo: el que se conserva en los muebles polvorientos, el que se pierde en las mudanzas forzadas, el que se detiene en un apartamento que ya no pertenece a nadie. También es una reflexión sobre cómo la historia se filtra en lo cotidiano, y sobre la importancia de observar con atención lo que nos rodea. En un mundo que parece olvidar demasiado rápido, Glurjidze propone mirar hacia atrás desde los rincones más íntimos. Sin aspavientos, sin discursos grandilocuentes, The Antique se impone como un relato profundamente humano, hilado con sensibilidad, humor sutil y una mirada política que, aunque velada, no deja de ser contundente. 

Titulo: The Antique

Año: 2024

País: Georgia

Director: Russudan Glurjidze