Riddle of Fire (2024), de Weston Razooli

El realismo mágico representa un desafío considerable incluso para los cineastas más experimentados. Se requiere una habilidad especial para fusionar elementos fantásticos con una base sólida en la realidad. El escritor y director Weston Razooli optó por ambientar su película en la actualidad, evitando en gran medida la tecnología moderna. Incluso los protagonistas parecen atemporales, lo que podría situar la historia en cualquier década del siglo pasado. Todos estos elementos contribuyen a hacer de Riddle of Fire una de las películas independientes más fascinantes del año pasado.

Situada en las montañas de Wyoming, Riddle of Fire sigue la aventura de tres niñas: Hazel, Alice y Jodie. Su misión es conseguir los ingredientes para hacer una tarta de arándanos y así ayudar a su madre enferma a sentirse mejor. En su travesía, se topan con una bruja y un hada, y prácticamente todo les sale mal. Tomemos el caso de Jodie como ejemplo: debido a su impedimento del habla, todo lo que dice está subtitulado, lo que añade una peculiaridad. 

Hubo momentos que realmente me sacaron de la historia, sin embargo, también hubo instantes en los que los niños actuaron de manera brillante y se metieron por completo en sus personajes. Uno de esos momentos destacados es cuando Hazel habla con Alice sobre su “matrimonio”, mientras Jodie escucha. Este instante captura perfectamente la inocencia de la infancia, ya que Hazel aborda el tema con un nivel de confianza absurdo que solo un niño puede tener.

El ritmo es un tanto pausado y la película parece detenerse una vez que llegan a las montañas. Sin embargo, aún así logra mantener el interés. Ya sea por la banda sonora, las imágenes o incluso el diseño de sonido, cada escena ofrece mucho que analizar. Aplaudiría al equipo entero por su dedicación para crear una película tan única. Desde el joven elenco hasta la elección de rodar en 16 mm, algunos de estos desafíos podrían haber sido insuperables para cineastas menos talentosos. Sin embargo, logran lo imposible y construyen un mundo mágico que sigue estando firmemente anclado en la realidad.