Pirópolis (2024), de Nicolás Molina

“El Incendio como Símbolo”

Por Julieta Szwarcman

Un árbol se quema en medio de los cerros de Valparaíso en Chile y resulta un espectáculo cinematográfico; la cámara obnubilada parece traspasar las llamas y desaparecer entre los rojos que se funden en la corteza. Pero qué ocurre cuando ese árbol se multiplica por miles, y un incendio forestal ataca la vida de las personas. El fuego que mata y destruye pareciera ser consustancial a los paisajes latinoamericanos de las últimas décadas, y el cine documental no se queda atrás para contar estas historias que resuenan en tiempo presente.

Pirópolis (2024), estrenada mundialmente este año en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York, se presenta ahora en el Festival Internacional de Cine de Reykjavik (RIFF) en Islandia. El documental fue dirigido por Nicolás Molina, un cineasta chileno cuyos trabajos previos han tenido repercusión en festivales internacionales, Gaucho americano (2021) y Flow (2018). En esta ocasión, Molina trae una propuesta hipnotizante en la que decide retratar la ruta del fuego, pero además, lo que hay detrás; un equipo de profesionales y voluntarios, una ciudad que arde. Con la utilización de planos fijos largos, la cámara se manifiesta con una suerte de estar ahí, y nos muestra situaciones de la intimidad cotidiana en el refugio de bomberos, la incorporación de mujeres al equipo y las capacitaciones dadas por diplomáticos franceses. Además, acompaña a la brigada en sus misiones y filma las llamas voluptuosas casi traspasando la fogosidad de la catástrofe.

Pero lo que Pirópolis muestra a través de los incendios forestales en escenas interpoladas, es el estallido social de Chile del 2019, las manifestaciones en la calle y los incendios inducidos por los protestantes. El peligro del fuego en el bosque es una problemática real que padece la ciudad de Valparaíso, pero además, esos incendios representan de cierta manera la problemática del país a nivel nacional. Es allí donde la cámara enunciadora por primera y única vez en el documental corre verdadero riesgo; no es el calor del fuego sino la violencia en la vorágine de la protesta que hace romper con la transparencia cinematográfica, y ese plano fijo estático se vuelve movedizo, se materializa un camarógrafo detrás que corre por su vida con la respiración agitada en busca de resguardo.

En un documental caracterizado por la estaticidad visual para exacerbar la movilidad de lo que arde y se propaga rápidamente –el incendio–, dejar una toma que parece “fallida”, o no cortar antes de que la cámara salga de su postura estetizante, es un gesto de compromiso con algo más. Es indicar a partir de la imágen dónde está o cuál es el verdadero peligro, siendo éste el único movimiento de cámara brusco que hay en toda la película, y no parecería haber sido planeado con antelación. No hay testimonios, miradas a cámara, gráficos indicadores ni elementos propios del género documental, pero en aquel momento, Pirópolis sale por unos segundos de su postura casi ficcional con la que trabaja filmando en tercera persona a los sujetos protagonistas y permite fluir la contingencia de aventurarse ante situaciones riesgosas propias del cine documental.

Molina expone así la negligencia gubernamental a nivel político y ambiental ante las consecuencias del cambio climático y de los extensos monocultivos de eucalipto en la región, a partir de una violencia explicitada en el color fogoso de las brasas. Es también el sonido del incendio que irrumpe de a ratos para traernos a tierra a los espectadores, que perdidos en el magnetismo del acto visual, no logramos dimensionar la proximidad de un daño. Además, resulta necesario mostrar el después de estos escenarios, el día siguiente, lo que queda; la ruina, la ceniza, las instalaciones de los barrios más precarios derrumbadas por el fuego y familias chilenas que pierden no solo sus hogares sino también a sus seres queridos. 

La ciudad con su gente y los bosques con sus árboles, ninguno se libra de la peligrosidad de la combustión. Si lo que arde en Valparaíso es una chispa almacenada en las profundidades de su naturaleza o es una incomodidad colectiva que atañe a nivel estructural en la sociedad de Chile, Nicolás Molina se dispone a explorarlo en su documental Pirópolis enfrentándose y poniendo el cuerpo a la coyuntura medioambiental y sociopolítica de su país, para proyectar la problemática a escala global de lo que está sucediendo también en numerosas regiones en Latinoamérica.

Titulo: Pirópolis

Año: 2024

País: Chile

Director: Nicolás Molina