“Un Héroe superficial”
Por Mauro Lukasievicz
En Never Alone, Klaus Härö intenta narrar una historia de resistencia y valentía en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. La película sigue a Abraham Stiller, un judío finlandés que desafía la política de su país para salvar a refugiados judíos del régimen nazi. Basada en la biografía Uncle Stiller de Rony Smolar, el filme promete un enfoque poderoso sobre una figura olvidada de la historia. Sin embargo, en su ejecución, la película se queda corta al no explorar con suficiente profundidad a sus personajes.
El guion expone a Stiller como un hombre de principios que repite una y otra vez su lema: “Esto es Finlandia, no Alemania”, intentando desafiar el alineamiento de su país con las potencias del Eje. Aunque esta frase busca ser un símbolo de resistencia, su constante repetición en diálogos poco desarrollados resta complejidad al personaje. En lugar de profundizar en sus dilemas internos o en sus contradicciones, Never Alone presenta a Stiller de forma casi unidimensional, algo así como un viejo “terco” que dice lo mismo una y otra vez, lo que limita el intento de conectar con él de una manera más genuina. La apariencia cuidada del film, y el gran presupuesto, no logra compensar la falta de una verdadera exploración de los conflictos personales de Stiller o de aquellos que lo rodean. En cambio, la narrativa se centra en una estructura que alterna entre sus recuerdos de los años de guerra y un Stiller ya anciano en los años 70, un recurso que, aunque efectivo en teoría, no consigue profundizar en la complejidad psicológica del personaje.
La película intenta abarcar mucho —la tensión política, el drama familiar, la culpa y la compasión— pero en su esfuerzo por contar esta historia de heroísmo, termina simplificando aspectos clave. Härö elige el camino de la claridad moral, pero a costa de una representación humana más matizada.