“El delirio colonial”

Por Pablo Gross

En Makamisa: Phantasm of Revenge, Khavn nos sumerge en una experiencia cinematográfica que se siente menos como una película y más como un exorcismo. Fragmentaria, abrasiva, irónica y radical, esta obra desmonta tanto la historia como el cine mismo, levantando una suerte de altar punk en honor a los espectros coloniales que aún habitan el presente filipino. Partiendo del manuscrito inconcluso de José Rizal, el director filtra la herencia traumática del país a través de un prisma delirante y febril, negándose rotundamente a ofrecer una narrativa lineal o una representación histórica tradicional.

Aquí, el pasado no es una cronología, sino un campo de batalla simbólico donde colisionan religión, lenguaje, memoria y locura. La ausencia casi total de diálogo —solo interrumpida por intertítulos en baybayin— refuerza la sensación de estar ante un palimpsesto visual: una superficie arañada, intervenida, donde las imágenes llevan consigo las cicatrices de un tiempo inconcluso. Todo se presenta como un cine-ritual que invoca a los muertos y a los olvidados a través de recursos visuales arcaicos y gestos contemporáneos de insubordinación.

Lejos de cualquier fidelidad textual, Khavn aborda Makamisa como un detonante, un cuerpo inerte al que hay que insuflarle vida con fuego, rabia y ironía. El resultado es una visión distorsionada donde los personajes parecen caricaturas grotescas que encarnan las tensiones irresueltas de la historia filipina. La figura del sacerdote español se convierte en una alegoría viviente de la violencia estructural ejercida por la Iglesia, mientras que la figura poética de Rizal se transforma en una especie de testigo derrotado, empeñado en encontrar belleza en medio del colapso. Por su parte, el personaje femenino central —una mujer envuelta en delirio, pérdida y deseo— se convierte en el epicentro emocional del relato: un cuerpo colonizado y fragmentado, que arrastra consigo la furia, la ternura y la ruina. Ella no es solo una víctima, sino también una fuerza que deforma y subvierte todo a su paso, un símbolo tan profanado como sagrado.

La película está atravesada por un sentimiento de duelo, pero también de carnaval. Khavn entremezcla el dolor histórico con un humor corrosivo que desestabiliza cualquier intento de solemnidad. La línea entre lo sagrado y lo obsceno se borra con cada escena, y en su lugar emerge un lenguaje cinematográfico que no busca consuelo ni redención, sino provocar, irritar y movilizar. No hay reconstrucción fiel del pasado aquí, sino una lucha encarnizada contra el olvido. Más que adaptar, Makamisa revienta. El film desmonta cualquier noción de herencia nacional impuesta, revelando que la historia no se transmite intacta, sino que se inventa, se mutila y se reconstruye constantemente. En este sentido, la decisión de trabajar con material fílmico caducado y manipularlo visualmente —raspaduras, tintes, texturas inestables— parece una extensión lógica del discurso: la propia imagen está herida, descompuesta, como si el celuloide ya no pudiera soportar el peso de tanta represión acumulada.

A través de esta lógica del exceso y la descomposición, Makamisa se posiciona como una pieza de resistencia. No se trata de entender, sino de sentir, de ser arrastrado por una corriente subterránea de símbolos contradictorios, imágenes rotas y gestos desesperados. El film funciona como una meditación sobre la imposibilidad de representar fielmente una historia marcada por la censura, la violencia y la alienación cultural. En lugar de buscar coherencia, Khavn escoge la fisura.

Más que una película, Makamisa se impone como un acto poético de profanación. Su impulso iconoclasta se refleja no solo en su forma estética, sino también en su gesto político: cuestionar todo lo heredado, todo lo impuesto, todo lo oficial. La historia, aquí, no es un archivo cerrado, sino una herida abierta que aún supura y grita. Y Khavn, como un chamán posmoderno, canaliza ese dolor colectivo para convertirlo en un grito visual, incómodo y necesario. Así, en vez de cerrar la novela inconclusa de Rizal, Makamisa: Phantasm of Revenge la reabre por completo, mostrando que en los márgenes, en los restos y en los delirios, también puede nacer una forma distinta de entender la nación.

Titulo: Makamisa: Phantasm of Revenge 

Año: 2024

País: Filipinas

Director: Khavn de la Cruz