Loveable (2024), de Lilja Ingolfsdottir

El largometraje debut de Lilja Ingolfsdottir, es una inmersión profunda en las complejidades emocionales de un matrimonio en crisis, presentando con una honestidad desgarradora el deterioro de una relación a lo largo del tiempo. Los primeros minutos de la película evocan la magia del enamoramiento: dos personas, María (Helga Gurin) y Sigmund (Oddgeir Thune), se encuentran en una fiesta y su atracción es instantánea. El romance entre ellos es vertiginoso, lleno de pasión y euforia, pero esta felicidad es efímera. Seis minutos después, el filme hace un salto temporal a siete años en el futuro, revelando una realidad completamente distinta: el matrimonio está en ruinas, y la pareja apenas logra comunicarse.

El núcleo de la película gira en torno a María, una mujer de 40 años que lucha por mantener su matrimonio y el equilibrio de una familia mixta con cuatro hijos. El film, que se adentra en el conflicto emocional de María, explora cómo el resentimiento y las heridas no sanadas pueden desmoronar lentamente una relación. La tensión entre ella y Sigmund aumenta cuando él, un hombre encantador pero frecuentemente ausente por trabajo, deja la responsabilidad del hogar y los niños en sus manos. María, frustrada y agotada, expresa su ira abiertamente, lo que lleva a Sigmund a pedirle que busque ayuda para manejar su temperamento. Poco después, se separan, y María, en una desesperación creciente, intenta recuperar lo que queda de su relación.

Uno de los puntos más fuertes de Loveable es la interpretación hipnótica de Helga Gurin, quien da vida a una mujer compleja y llena de matices. María es tanto víctima de sus circunstancias como de sus propias fallas; su temperamento explosivo y su incapacidad para lidiar con su frustración la llevan a situaciones de humillación y vulnerabilidad. Sin embargo, la película no la condena, sino que la presenta como una figura profundamente humana, permitiendo que el público conecte con su dolor y sus luchas internas.

La dirección de Ingolfsdottir muestra una notable habilidad para captar los momentos más íntimos de la vida de María, como cuando visita a su madre anciana, una escena que rápidamente se transforma en un enfrentamiento emocional. Asimismo, las sesiones de terapia de María, primero en pareja y luego sola, ofrecen una introspección conmovedora sobre el proceso de sanación personal. En estas sesiones, Ingolfsdottir revela con sutileza las inseguridades y el miedo al abandono que María lleva dentro.

A diferencia de muchas películas sobre matrimonios en crisis, Loveable no presenta a Sigmund como un villano. A pesar de sus defectos, él es retratado como un hombre que también lucha con su propia infelicidad. Este enfoque equilibrado permite que la película explore las dinámicas de la relación sin caer en clichés, mostrando que ambos personajes están atrapados en una red de emociones complicadas.

Loveable es más que una simple historia sobre el colapso de un matrimonio. Es una reflexión profunda sobre las expectativas, los sacrificios y las frustraciones que acompañan la vida en pareja, y cómo, a pesar de los esfuerzos, a veces el amor no es suficiente.