Las Habitaciones Vacías (2022), de Julia Pesce

“Miradas sobre la maternidad”

Por Sebastián Francisco Maydana

Andrea juega con su pequeña hija en un departamentito de la ciudad de Córdoba. En ese pequeño mundo enfrentan turbulencias en un avión imaginario, pelean contra monstruos, son ellas dos contra el resto. En el otro, gran mundo, los desafíos son distintos y menos épicos. Pero cuando Andrea deja sola a Valentina (dos minutos nomás, iba al bar del Negro y volvía) en la cabina donde trabaja recargando tarjetas del transporte público, es como si rompiera un pacto que tenía no con su hija sino con el mundo en sí mismo. Y esa transgresión social, esa traición a lo que se espera de ella, la paga caro.

Más allá del requisito formal de tener hijos, quizás lo que mejor caracterice lo que es ser una madre (y especialmente dentro de esa categoría definida por la ausencia que es la de madre soltera) es el estar sometida al escrutinio constante de los demás, respecto a si se es una buena madre o no. Y qué juicio más brutal y arbitrario que el del espectador cinematográfico, amparado por el anonimato que le dan las sombras de la sala de cine o la de estar. En este sentido, Las habitaciones vacías invita a una reflexión moral, sin decirlo y acaso sin quererlo, acerca de nuestras miradas sobre la maternidad. 

Julia Pesce expone a Andrea a la mirada de los demás, a la de su propia madre, y también a la nuestra. Y lo hace a través de una fotografía muy bella y adecuada, que de una manera lúdica ensaya diversos encuadres y valores de plano y juega también con la profundidad de campo para mostrar la intimidad o la publicidad de aquella relación tan especial. Si algo hay para criticar (después de todo el espectador, decía, es antes que nada un crítico y un censor) en este cortometraje auténtico, tierno, sólido, es la ausencia de un montaje más claro que apoye la eficacia de la fotografía. Pero quienes somos nosotros para juzgar.

Titulo: Las habitaciones vacías

Año: 2022

País: Argentina

Director: Julia Pesce