La necesidad de un testigo (2023), de Mariana Sanguinetti y Renzo Cozza

La necesidad de un testigo es un relato vívido sobre la soledad y la imperiosa necesidad de contar con la presencia de alguien, sin importar cuál sea el vínculo, para así poder sentirse acompañado y otorgarle autenticidad a la existencia individual.

El personaje de Inés, interpretado magistralmente por Laila Maltz, ejerce un protagonismo brillante, pasivo y suspicaz, mientras se encuentra alojada en la casa de su padre durante este período de transición. La casa no es realmente su hogar, pero tampoco es ajeno para ella. En cambio, se busca establecer una cercanía, una especie de simbiosis de intimidad fugaz, que revela la efímera sensación de soledad que muchos experimentan en medio del abrumador silencio, pero desde diferentes perspectivas.

Con la participación de Marina Bellati, Marcos Medrano y Guillermina Pico, quienes interpretan a su hermana, su vecino y la novia de su padre, respectivamente, se crea un escenario lleno de diversas situaciones que también requieren de la presencia de un testigo. El recurso de espiar, que se emplea de manera interesante, se focaliza en cómo y dónde se busca la cercanía del testigo, y cómo se ocultan las emociones de incomprensión, tristeza e inseguridad. El vacío que asfixia con sentimientos desencontrados, el aislamiento, la desconexión. Todo esto impulsa la búsqueda de la propia identidad. 

Es un encuentro para autoevaluarse y entenderse a uno mismo. La soledad suele ser abrumadora y este contexto aborda respetuosamente la anhedonia, la incapacidad de experimentar placer aun cuando hay alguien cerca, o simplemente oculta el letargo de emociones dolorosas. También se cuestiona cómo responsabilizarse de uno mismo y cuáles son las herramientas disponibles para sentirse diferente. La continuidad de hábitos y rutinas como una forma de seguir sintiéndose vivo en donde los gustos personales funcionan como una recompensa individual.

La fotografía es detallista y cuidada, siempre cálida, resaltando las individualidades con planos de luz tenue que profundizan la sensación de soledad, y otros planos de mayor detalle que capturan al cuerpo en solitario, en espacios amplios invadidos por la inmensidad de la luz. Todo esto se genera de forma dinámica y a su propio ritmo. 

La necesidad de un testigo trata sobre el deseo, la soledad y el amor propio, es un corto singular y atrapante con un guion extraordinario de un acierto inusual, donde la palabra hace pie firme, se sostiene, se empuja, contagia y confunde entre lo correcto y lo incorrecto y se reafirma nuevamente hasta convencer con la justificación imparcial plena del peso de la misma.