La mujer del río (2025) de Néstor Mazzini

“El espesor trágico de lo cotidiano

Por Pablo Gross

Con La mujer del río, Néstor Mazzini completa su trilogía sobre las zonas oscuras de los vínculos íntimos, una serie de películas que atraviesa una relación marcada por el deterioro progresivo, la violencia y el intento fallido de comprender al otro. A diferencia de muchas ficciones que abordan el tema de la violencia de género desde el impacto aislado de una situación, Mazzini opta por el tiempo largo, por la acumulación de heridas, silencios, fracasos y amenazas que terminan por hacer estallar la cotidianidad.

La historia se remonta a 36 horas (2019), donde Erica y Pedro enfrentan una crisis económica que acentúa sus diferencias. Luego, en Cuando oscurece (2022), ya separados, Pedro secuestra a su hija y acaba en prisión. En este último capítulo, lo que se narra es lo que ocurre tras su salida de la cárcel, cuando intenta reintegrarse en la vida de Flor, su hija, sin respetar los límites legales ni emocionales que deberían regular ese reencuentro.

Desde su primera escena, la película deja en claro que el desenlace será trágico. Ese anticipo no disminuye la tensión: al contrario, la refuerza. Lo que sigue es un recorrido por las grietas de una relación en la que Pedro –interpretado con notable intensidad por César Troncoso— ejerce un control cada vez más amenazante, disfrazado de afecto paternal. El guion evita caer en el maniqueísmo: Pedro no es un monstruo plano, sino un hombre incapaz de aceptar las reglas que la justicia, y sobre todo las mujeres, le imponen. Erica, encarnada por una Andrea Carballo potente y vulnerable a la vez, intenta negociar, contener, razonar. Pero la lógica de la amenaza se impone. Y entre ambos, queda Flor, interpretada con gran naturalidad por Matilde Creimer Chiabrando, que atraviesa el conflicto con una mezcla de desconcierto y temor.

La mujer del río es una película incómoda, seca, urgente. No hay concesiones estéticas ni melodrama: lo que se muestra es el devenir de una violencia cotidiana, muchas veces invisible, que encuentra formas cada vez más sofisticadas de manifestarse. El film no intenta ofrecer soluciones sino poner en escena el horror de lo reconocible. En un contexto donde las políticas de género y los fondos destinados a la atención de las víctimas se ven cuestionados o debilitados, esta trilogía adquiere un valor político fundamental. El cierre de la trilogía Autoengaño no busca redención. Ofrece, en cambio, una dolorosa y lúcida radiografía de las relaciones asimétricas, y lo hace con una sensibilidad infrecuente. Mazzini no filma el estallido: filma el camino que lleva a él.

Titulo: La mujer del río

Año: 2025

País: Argentina

Director: Néstor Mazzini