La Generación del 60. La amistad que no se conocía (2024), de Maria Adela González

Nadie sabe de dónde salió o quién inventó el nombre de la “Generación del 60”. Lo cierto es que en esa década aparecen grandes exponentes del cine argentino, desde Simón Feldman a Leonardo Favio, pasando por Lautaro Murúa, Manuel Antín y José Antonio Martínez Suárez. No fue magia, tras el derrocamiento de Perón la Ley de Cine sancionada en 1947 quedó sin efecto, y el Instituto Nacional de Cinematografía recién se fundó en 1958. De Antín y Martínez Suárez trata esta película, que recoge los testimonios de los dos autores y que es más valioso en tanto que probablemente sea la última entrevista de Martínez Suárez, fallecido en 2019. En una hora y media describen vívidamente el clima de época, sus formas diversas de filmar, su relación con la literatura y el cine de Europa, y en general dispensan una sabiduría invaluable para cualquiera que le guste el cine.

La única manera de hacer una película como ésta es con mucha ternura. María Adela González logra lo que nadie hizo en sesenta años: sentar en una mesa de café a José Martínez Suárez y a Manuel Antín, para que charlen. Y no se trata solamente de observarlos dialogar, la ternura está en todo el trabajo previo, en cómo se propició ese encuentro y en la forma en que a lo largo de todo el largometraje se van construyendo los personajes y preparando al espectador para ese momento decisivo. En este punto las expectativas son altísimas, ¿se van a matar? ¿se van a dar un abrazo? Sin ser ninguna de las dos opciones, lo que termina ocurriendo es algo del orden de lo mágico, de lo que sólo la intermediación de una cámara y de una dirección hábil puede hacer ocurrir.

La Generación… parte de un dispositivo engañosamente simple, apenas dos entrevistas individuales y una conjunta, con inserts de escenas de las películas mencionadas. Nada de entrevistas innecesarias a gente que alguna vez trabajó con Martínez Suárez, o que se estudió todas las películas de Antín, o la novia de la adolescencia que trabajaba en el Instituto. Todas las entrevistas fueron filmadas a dos cámaras, pero esta es una precaución innecesaria porque no aburren en ningún momento y prácticamente no hace falta cortar nada, ya que todo lo que dicen es de una precisión, una profundidad y una lucidez que sorprende y emociona a la vez.

Si la historia ocurre dos veces, una como tragedia y la otra como farsa, los tiempos que vienen son la farsa que repite la tragedia de la dictadura del 55. El gobierno está desmantelando el cine argentino para vender las piezas por kilo. No hay forma de describir la situación actual sin admitir que estamos frente a una catástrofe inédita. Por eso es importante mirar a la Generación del 60 y constatar que, aunque nos quiten todo, se puede empezar de cero, que hay dignidad también en trabajar con una Bolex y cuatro lamparitas. Vamos a tener que reconstruir, pero eso ya se hizo una vez y con mucho éxito ¿Cómo? Martínez Suárez da la clave: con buenos guiones y amor por las películas.