Entrevista a Nele Wohlatz

Preferí guardar la perspectiva extranjera para narrar una película hecha en un país tan desconocido para mí. Y esa perspectiva corresponde a la de los personajes de la película: ellos sienten peligro, sienten cuando algo está bien o está mal, pero entienden poco y las causas muchas veces quedan abstractas para ellos.

Por Mauro Lukasievicz

Resulta interesante este juego de utilizar personajes que parece que no pertenecen a ningún lugar en el mundo, y al mismo tiempo parece que si intentan y luchan por hacerlo en todo momento ¿De dónde nace la idea de Dormir con los ojos abiertos?

Mi película anterior, El futuro perfecto, habla sobre el lenguaje y la identidad y cómo reinventarla en el extranjero. Es una película lúdica y ciertamente optimista. Después de terminarla, un día, la actriz principal Zhang Xiaobin me dijo “Ahora estoy acá (en Buenos Aires), y estoy bien. Creo que me podría ir a cualquier lado y adaptarme. Pero ya no hay ningún lugar en el que sienta que pertenezco”. 


¿Vos también vivías hacía mucho en Argentina en ese momento?

Si, en ese entonces, yo había vivido por tantos años en Argentina que ya no sentía que pertenecía a mi país de origen, Alemania. Pero entendí que por más que me adapte, siempre iba a ser extranjera en mi nuevo país. Empecé a desear hacer una película con personas que son de otro lado, que se podrían ir a cualquier lugar y no pertenecer a ninguno. En un festival de cine conocí al cineasta brasileño Kleber Mendonça Filho y me contó la historia de las “torres gemelas” de su ciudad, Recife: un complejo de viviendas lujosas para la élite de la ciudad donde por diferentes coincidencias, también vivían grupos de inmigrantes chinos. Su presencia desató una serie de conflictos absurdos, y me parecía un contexto muy interesante para situar la película que quería hacer. 
Empecé a viajar a Recife, con Xiaobin cómo co-investigadora: dos extranjeras que ya no se sentían tan en casa en su ciudad adaptada, entrevistando a la comunidad china de Recife sobre su vida cotidiana y sus sentimientos de pertenencia.

Otro de los aspectos interesantes de la película es esa sensación de peligro constante, tal vez una especie de asfixiamiento por parte de los personajes que juega a la perfección con la idea de un peligroso mar lleno de tiburones que representan todo los otros peligros diarios ¿Cómo trabajaste esta idea?

En la vida de las personas que la película retrata, diferentes tipos de peligro forman parte constante: el ambiente hostil en el edificio en el que viven, asaltos en las tiendas o en el camino del trabajo a casa. Pero no me imaginaba cómo podría yo poner esos relatos en escena. Soy extranjera, blanca, europea…soy visitante en Brasil. ¿Cómo representar a situaciones que tocan a los estereotipos raciales con actores brasileños? Preferí guardar la perspectiva extranjera para narrar una película hecha en un país tan desconocido para mí. Y esa perspectiva corresponde a la de los personajes de la película: ellos sienten peligro, sienten cuando algo está bien o está mal, pero entienden poco y las causas muchas veces quedan abstractas para ellos. 

Otro de los grandes logros de la película, y con momentos realmente “mágicos”, es la generación de vínculos entre los personajes, y también la ruptura de los mismos ¿porque pensaste en tantas pequeñas situaciones para lograr destacar este aspecto?

Me alegra que lo hayas sentido así. Esos momentos de vincularse son lo que vale la pena, lo que hace seguir a los personajes a pesar de todos los abismos. Kai, la turista, lo sabe y por eso busca a Fu Ang. Pero todo es pasajero y flotante, como la vida que ellos llevan. 
La mayoría de los actores estaban por primera vez frente a cámara, aunque también había algunos actores profesionales. Tuvimos un plan de rodaje muy estricto y poco flexible. Tenía miedo de trabajar de esa manera con los no-actores. No sabía si podían “funcionar” dentro de un esquema así. Pero por alguna razón, cuando se trataba de esas escenas, la conexión se daba. Todos en el set la sentíamos.

¿Y en cuanto a las rupturas?

Las observé por primera vez mientras hacíamos El futuro perfecto. Esa película se filmó solo los fines de semana porque durante la semana, los protagonistas trabajaban. A los actores chinos les gustaba participar, y sin embargo, el sábado siguiente siempre faltaba alguien: se había mudado de ciudad, de país o vuelto a China. Los motivos de su migración no parecían coincidir con la estructura narrativa del “viaje del héroe”, así que necesitábamos una estructura narrativa diferente para contener sus historias.

Precisamente desde El futuro perfecto, tu película anterior, pasaron 8 años ¿Cómo fue el proceso de producción y financiación para esta nueva película?

Al comienzo, todo indicaba que la película se iba a realizar rápido. En el primer viaje de investigación que hice junto a Zhang Xiaobin, la actriz de El futuro perfecto, los productores brasileños (Emilie Lesclaux y Kleber Mendonça Filho) me propusieron producir esta película. A finales del 2018 consiguieron un fondo grande en Brasil que iba a ser la base de una coproducción. Planeamos una coproducción entre Brasil, Argentina y Alemania. Pensábamos que hacia finales del 2019 ya íbamos a rodar. Estando (mal) acostumbrada a los tiempos del INCAA, la velocidad de producir en Brasil era increíble. Pero con el 2019 empezó la presidencia de Bolsonaro y ni bien asumió, congeló todos los fondos para la cultura, también para el cine. El año siguiente empezó la pandemia y pegó muy fuerte en Brasil. Recién en el 2022 nos dieron los fondos, que fue el año de la campaña electoral.  

Lo bueno de ese delay fue que en el medio se sumó una cuarta productora desde Taiwán. Su participación se volvió esencial: ayudó mucho a inventar nuestro sistema de traducción con el mandarín. Buscó conmigo al actor principal en Taiwán. También terminamos el montaje y la postproducción allá. Era importante por el idioma mandarín que se habla en la película, pero también fue una gran suerte poder trabajar en Taiwán. La gente con la que trabajaba hacía muchas películas al mismo tiempo, algunas desde hace décadas, pero no parecían conocer la rutina, todo lo contrario. Casi como si el cine fuera un arte que recién estamos inventando.

¿En qué otros  proyectos te encontrás trabajando?

En medio de la espera, armé una muestra individual con video instalaciones alrededor de un tigre que actúa en películas de ficción. Ese trabajo está esperando, pero lo voy a continuar. También estoy escribiendo una película para filmar en mi ciudad en Alemania. Pero todavía tengo que encontrar una manera de tomar la distancia necesaria para poder filmar un lugar tan familiar. ¡No me imaginé que iba a tener ese problema!

Dormir con los ojos abiertos 

2024

Brasil, Taiwan, Argentina y Alemania

Nele Wohlatz

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