El fin justifica los miedos (2023), de Marcos Montes de Oca

“La ilusión de un paraíso”

Por Sebastián Francisco Maydana

El del cortometraje es (o, al menos, debería ser) un lenguaje preciso, quirúrgico. A la vez que restringe ciertas estrategias (arcos de personaje demasiado amplios, múltiples conflictos, etc.), habilita una infinidad de posibilidades para ejercer la creatividad. Lo que sí, no perdona. Un plano fuera de lugar, un error de continuidad, un giro brusco en el tono, se notan demasiado. Y no alcanza con hacer algo “correcto” o simplificado, no, se puede lograr una gran profundidad en apenas doce minutos, y El fin justifica los miedos (2023) es una excelente prueba de esto último.

Un grupo de chicas se esfuerzan por no dejar pasar una oportunidad, tan absurda que si la pensaran un poco se darían cuenta de que es una quimera: trabajar de alcanzapelotas en torneos de ténis en Buenos Aires. Para ello se entrenan, tratan de acostumbrarse al uniforme, aprenden lo que pueden sobre el deporte y especulan sobre lo que va a pasar en el futuro si llegan a quedar en la convocatoria. Lo que las empuja es el anhelo de salir de Bariloche, ese destino tan buscado pero sólo como lugar de paso, donde nadie se quiere quedar más tiempo que el suficiente para mantener la ilusión de que es un paraíso. También hay un misterio, la desaparición de una de las chicas de repente, sin que se sepa si le pasó lo peor o lo mejor. Una cosa es cierta, no está más ahí, y eso ya hace que su situación sea envidiable para las que quedan.

El fin… tiene algo de coming-of-age, algo de policial, algo de misterio y bastante de un costumbrismo que no va a lo obvio. Una economía de recursos que enorgullecería a los de la nouvelle vague, un montaje preciso, planos muy logrados donde la directora de fotografía, Alejandra Trifilio, muestra una enorme sensibilidad, y un tratamiento de los temas (que son muchos, ya hablé de la profundidad del corto) que sólo puede venir de quien conoce bien los deseos y temores y fantasías que se juegan en esa geografía que sigue siendo, dos siglos después de la campaña al desierto, una especie de frontera.