El clan Vega (2023), de José Celestino Campusano

“Eludir obstáculos”

Por David Sebastian Rodriguez

Hace pocas semanas, en una reunión donde participaba, un grupo de jóvenes cineastas conversaban acerca de la actualidad del cine nacional. Uno de ellos, de voz aflautada pero fumando un cigarrillo tras otro, deseoso, supongo, de una futura ronquera, dijo que le molesta el sentido común que se constituyó de los creadores y estudiantes de cine. Expresó, entre copas de vino Cabernet Franc, que no son únicamente chicos ricos que filman historias que los rodean, también, aseguró, le damos voz a los problemas sociales que emergen de distintos conflictos históricos. Algunos de los presentes lo miraban con gestos atentos como si el mismísimo David Lynch estuviera explicando el sentido de sus film hasta que un hombre que decía ser poeta, le preguntó sobre la última película del director y guionista Jose Celestino Campusano. Meditabundo, el joven cineasta contestó que es una manera de filmar que al él le parece anacrónica y que se mete con temas que son muy sensibles como el feminismo y el lenguaje inclusivo.

El poeta advirtió que la tribuna que los escuchaba muy atenta no iba a intervenir. Creía que era una buena posibilidad para decir que El Clan Vega desnuda la incapacidad que tiene el Estado para resolver problemas que perjudican a familias vulnerables como las de Don Alberto y Nicolás. No solo que la deja incapaz de reaccionar, también muestra cómo un ciclo delictivo encuentra huecos dentro de la legalidad para continuar y eludir obstáculos que las instituciones ofrecen. Dos escenas sirven de ejemplo para sostener lo dicho con anterioridad. La primera, es la que protagonizan las hijas del clan en el momento en el que simulan ayudar a una mujer con las bolsas cargadas de mercadería, para robarle en ese mismo acto la billetera. La segunda es cuando, la mayor de las hermanas, acusa a Germán de haberla abusado, y recae en él semejante condena social que, por más que intente limpiar su nombre, la única salida es el suicidio. Lo que quiero decir, continúa el poeta, es que los discursos marginales no atienden a una hegemonía urbana que intenta postularse como ideología dominante. El cine de Cinebruto y, especialmente, de Campusano discute desde esa postura retomando el cine social que impulsaron entre otros Solanas, Getino y Favio. Quién iba a decirle algo malo a la actuación de Carlos Monzón cuando protagonizó Soñar, Soñar en esos tiempos donde el escenario socio político mandaba filmar esas eventualidades.

El poeta empinaba un vaso de vino y esperaba ser interrumpido, pero al no tener contrincante siguió con su defensa. Dijo que algunas cosas están bien pero otras son modas. Que el cine no debe seguir las modas porque no está bien que la oferta rebase de mujeres directoras y que el lenguaje inclusivo devore los guiones innecesariamente.

Cuando salí de la reunión, caminé hasta la parada de colectivo y una vez arriba leí una entrevista a Jose Celestino Campusano donde analizaba sus producciones antes de crear CineBruto: “Sentía que el espectro audiovisual estaba poblado de personajes hipotéticos, muchas veces representados por actores reconocidos, que en mi mirada poco o nada tenía que ver con la fuerza e identidad de las vidas de las periferias. A partir de ahí decidimos que nuestra productora Cine Bruto estaba destinada a registrar sus procesos de vida y sus códigos de convivencia tan particulares y asombrosos.”

Poco antes de terminar la entrevista bajé del colectivo y supe que últimamente vi tanto que no vi nada, pero después de conversar sobre El Clan Vega me di cuenta de que la industria del entretenimiento no podría nunca interesarse por la filmografía de Jose Celestino Campusano y mucho menos de una familia integrada por un hombre mayor y un joven con síndrome de down a menos que estos sirvan para dar golpes bajos en el prime time de la televisión.

Titulo: El clan vega

Año: 2023

País: Argentina

Director: José Celestino Campusano