“Saltarse lo obvio”
Por Javier Grinstein
El síndrome de diógenes es una condición de despojo en el que una persona abandona tareas de autocuidado relacionadas con la higiene y el orden. Su manifestación es sintómatica, está presente en el cuerpo y en el espacio.
Este síndrome parece escrito por un manual de cine. Y no cualquiera, uno de dirección de arte. No es de extrañar que en el caso Conversaciones sobre el odio, la segunda película que dirige Vera Fogwill, dirección, guión y dirección de arte estén a cargo de ella misma.
Su primera película fue la multipremiada Las mantenidas sin sueño y ahora la también actriz vuelve pero a varios roles detrás de cámara. No en una producción con una apuesta grande y ambiciosa en su despliegue, sino quizás en un sentido opuesto.
Pararnos frente a una película cuyo director participa en tantos roles puede guiarnos a pensar que veremos un material con cierta presencia autoficcional, con muchas marcas autorales. Pero tampoco me gustaría caer en obviedades sin precisión alguna. Creo que para destrabar estas maquinaciones y dar con la tecla sirvió acudir a la presentación de la película en el marco del BAFICI en el que Maricel Álvarez, una de sus dos protagonistas, nos contó algunos secretos detrás de bambalinas.
Adaptada de un texto dramatúrgico, la película cuenta en tiempo real, en una única locación, el encuentro entre Debora y Deborah. Cecilia Roth, Debora sin “h”, se come la película haciendo de una glamourosa agente de actores en decadencia, al mejor estilo Gloria Swanson en Sunset Boulevard.
Maricel Álvarez, es otra Deborah, una actriz cuya carrera no fue estratosférica, ni desastrosa. Desde ese lugar menos cliché visita a su ex representante después de años de no tener contacto; se expone a la toxicidad y resentimiento que tiene esa mujer ermitaña y así, de forma impía y agónica, logra lentamente que algo verdadero en ambas ceda y se vaya dejando ver.
Hablar de una película teatral en este contexto es parte de esas obviedades que prefiero saltear rápidamente. Por supuesto que podemos vincular Conversaciones sobre el odio con el cine de Cassavettes (referencia varias veces mencionada en la película) y con todo lo que se conoce como Low Concept. Por supuesto que podemos notar como la cinta prioriza que la acción se cuente con el cuerpo y la palabra. Que el relato se va desplegando desde la densidad y la claustrofobia. Pasemos a decir lo menos obvio.
Conversaciones sobre el odio es una obra autoral en la que el trabajo de Vera Fogwill no está puesto como imagen en frente nuestro sino de forma indirecta. Es una película de condicionantes.
En la teoría teatral un condicionante es un elemento sensorial que se utiliza en escena con el fin de aportarle al actor material para reaccionar y llegar a cierto estado de forma orgánica. Puede o no formar parte del mundo y contar algo por sí mismo. Lo importante es que eleva la interpretación a otro nivel de verdad.
La marca autoral de Fogwill estuvo ahí, trabajando meticulosamente en una gran máquina de condicionantes que ya sea entrando en cuadro o no son la explicación de esos cuerpos atravesados durante dos horas por tantas y tan potentes emociones y momentos.
Para nombrar algunos de los que pudimos rastrear, Vera decidió ensayar con las actrices por separado para que no automaticen ningún efecto; llenó el decorado (el departamento venido a menos de Debora) de objetos que resultaron en un hedor muy movilizante; trabajó de forma cronológica la acción; se autoimpuso escribir el texto a partir del Test de Bechdel.
El resultado está explicado, una película excesiva, singular, incómoda y, sobre todo, verdadera. En esta misma idea de “saltarse lo obvio”, Conversaciones sobre el odio a veces habla de más y explica demasiado, muchas veces no entendemos de dónde viene lo que dicen y cerca del final tampoco sabemos del todo qué ha pasado. Maricel Álvarez misma, al final de la función, nos dijo: “Aunque hay un desenlace, no hay tranquilidad para el público”.

Titulo: Conversaciones sobre el odio
Año: 2022
País: Argentina
Director: Vera Fogwill y Diego Martínez
