Another End (2024), de Piero Messina

Flotando en esa zona oscura entre la película atmosférica de festival y la intriga del público, Another End necesita mucho tiempo para configurar y establecer las reglas del juego; sólo se enciende realmente en las escenas finales, que restablecen radicalmente las expectativas de la audiencia. Dirigida por Piero Messina, cuyo primer largometraje La espera (2015) con Juliette Binoche era una historia psicológica de fantasmas, este nuevo drama de ciencia ficción desarrolla su premisa con convicción gracias a un excelente reparto protagonizado por Gael García Bernal y Bérénice Bejo como hermanos afligidos, y la actriz noruega Renate Reinsve (La peor persona del mundo) en múltiples papeles.

Cabe señalar que esta producción de Indigo/Rai Cinema ha hecho todo lo posible para no ser encasillada como película italiana, evitando actores, diálogos y localizaciones locales. Utilizando exteriores filmados en París y diálogos en inglés con diversos acentos (con algunos intercambios en español entre Bernal y Bejo), crea un euromundo culturalmente anónimo que parece tan masivo, reglamentado, autoritario y alienante como Metrópolis de Lang o 1984 de Orwell. algún mensaje de naturaleza social parece siempre a punto de estallar en los dramas personales de los personajes, pero nunca lo hace, y este alejamiento de una gran declaración sobre la tecnología descontrolada termina por limitar su atractivo.

Por desconcertante que pueda ser la fantasía tecno, se arraiga firmemente en las actuaciones. Sal, interpretado por Bernal, es un hombre de ojos hundidos que perdió a Zoe, la mujer que amaba, en un accidente automovilístico mientras el manejaba. Su hermana Ebe (Bejo), profundamente preocupada por su comportamiento suicida, insta a su esposa a resucitarla en el cuerpo de otra mujer, que actuará como depósito de sus recuerdos durante un día. Dado que Ebe es una alta ejecutiva en Aeternum, puede alterar un poco las reglas y darle más tiempo con la nueva Zoe, a pesar de los riesgos .

La apariencia de uniformidad moderna, casi militar, se ve realzada por la cinematografía de Fabrizio La Palombara, tan vacía de color que ciertas escenas como la discoteca giratoria son, paradójicamente, casi en blanco y negro. El diseño de producción de Eugenia F. Di Napoli también juega un papel importante en la creación de la atmósfera asfixiante de los gigantescos edificios de plata y carbón, donde la gente intenta evitar la alienación llenando sus apartamentos con misteriosos objetos personales y pequeñas mascotas.