A Traveler’s Needs (2024), de Hong Sang-soo

A Traveler’s Needs se proyectó en la sección de Competencia del Festival de Cine Berlinale de 2024 y lleva todas las marcas registradas de los trabajos anteriores de Hong, desde el trabajo de cámara estática, los zooms lentos, los escenarios domésticos y las conversaciones errantes. A Traveler’s Needs probablemente complacerán a los fanáticos de Hong, pero para los recién llegados u otras personas, puede ser una experiencia alienante y frustrante. Es una película de altibajos; ciertos momentos y escenas brillan, mientras que otros se convierten en un tibio drama.

La sinopsis de A Traveler’s Needs es vaga, y si esperas tener más claridad cuando lleguen los créditos finales, no encontrarás mucho. Es una película extraña interpretada por la actriz francesa Isabelle Huppert, quien ha forjado una relación de trabajo con Hong a lo largo de los años. El personaje de Huppert es el tipo de persona que se sienta en los bancos del parque tocando la flauta dulce, camina descalza y se tumba sobre las piedras a tomar un poco de sol. Es una existencia pacífica y reflexiva, pero su falta de ingresos la empuja a enseñar francés a dos mujeres coreanas. Su viaje serpenteante tiene un ritmo lánguido y  se la ve revolotear por las calles suburbanas de Corea del Sur con una variedad de personajes.

Inicialmente, A Traveler’s Needs parece muy prometedora. Primero somos testigos del personaje anónimo de Huppert con uno de sus alumnos mientras prueba su técnica de enseñanza. Ella ignora los libros de texto y otros métodos convencionales, optando en cambio por discusiones más profundas y apuntando a cómo se sienten sus alumnos acerca de ciertas cosas, como tocar un instrumento musical. Esta base de A Traveler’s Needs es interesante. Es una reflexión convincente sobre el lenguaje, los humanos y cómo nos relacionamos unos con otros más allá de las fronteras de la nacionalidad. Sin embargo, con el tiempo la película de Hong se convierte en un ejercicio de mundanidad. Algunas ideas interesantes continúan flotando hacia la superficie, pero rápidamente se desvanecen con poco impacto.

Sin embargo, hay un encanto y un humor primordiales en A Traveler’s Needs. Huppert también es en gran medida fantástica, una presencia casi etérea que entra y sale de las escenas con una divertida indiferencia. Sin embargo, después de un tiempo, su personaje se vuelve irritante, lo que se ve amplificado por la estructura repetitiva de la película.

La comedia finalmente se vuelve menos atractiva debido a lo planas que se sienten las escenas posteriores, algunas se prolongan durante una cantidad excesiva de tiempo y las conversaciones no tienen ningún interés real. El estilo rígido de Hong resulta a menudo fascinante, pero puede provocar que la resonancia dramática de sus películas sea muy esporádica. Se podría argumentar que esta insipidez es un reflejo directo de nuestra vida cotidiana, de la domesticidad mundana que todos experimentamos. Puede que sea exacto, pero no es el reloj más interesante.