What we ask of a statue is that it doesn’t move (2024), de Daphné Hérétakis

Para aquellos que no estamos muy familiarizados con ciertas discusiones propias de la sociedad griega contemporánea, el cortometraje What we ask of a statue is that it doesn’t move, de Daphné Hérétakis, adquiere una dimensión informativa que despierta la curiosidad y alerta sobre nuestro estancamiento social y personal en el capitalismo tardío que vivimos.

Presentado en la Semaine de La Critique del Festival de Cannes, el cuarto cortometraje de la cineasta griega logra ser, además de informativo, poético y divertido en sus 31 minutos de proyección. Al mezclar diferentes dispositivos del cine documental, como entrevistas en la calle, registros caseros y voz en off, con elementos ficticios, Hérétakis promueve un debate inteligente sobre el peso de la herencia cultural pasada, el turismo depredador de nuestros tiempos y la ineficacia de la acción política que parece mantenernos anclados en el pasado mientras intenta cambiar el futuro.

La capa informativa, para aquellos de nosotros que no estamos al tanto de lo que sucede allí, se desarrolla en torno a la opresión que sufre la sociedad griega actual debido a sus hitos pasados. El turismo masivo ha transformado la ciudad de Atenas en una zona más orientada al turismo que residencial, y el comercio local en tiendas de souvenirs. Aunque este fenómeno es similar al que ocurre en ciudades como Barcelona, Lisboa, Roma y otras, en este caso no parece ser solo un rechazo a los turistas, sino también a los monumentos del pasado griego que los atraen. Esto se refleja en la citación del poeta y escritor Yorgos Makris, quien en 1944 publicó un manifiesto proponiendo la completa destrucción del Partenón, la construcción más emblemática de la Grecia Antigua.

Hérétakis utiliza las estatuas para simbolizar este pasado que Makris quiere destruir. Al mismo tiempo, ofrece una representación cómica y crítica de las formas de acción política que también parecen estar ancladas en el pasado, al seguir cierta receta de protesta que se muestra ineficaz y un tanto ingenua.

Sin la preocupación o el compromiso de presentar una solución para el problema que discute, lo que hace Hérétakis en What we ask of a statue is that it doesn’t move es utilizar el documental, la ficción, la poesía y la música para hacer lo único que le pedimos al cine: ponerse en movimiento.