“Curar el dolor”
Por Ian Quintana.
El cine, como la mayoría de las prácticas artísticas, tiene la capacidad, por un lado, de ser una experiencia puramente comercial, que construye nuevas relaciones de consumo tanto para el autor durante el proceso de creación, como para su público, que no pretende más que entretenerse. En el otro extremo, el cine puede transformarse en una experiencia personal, íntima – casi espiritual – cuyo mayor deseo es expresar la singularidad de una vida, de una mirada. No importan aquí los beneficios económicos obtenidos o el éxito de taquilla; sólo es relevante la creación de una obra que exprese la subjetividad del autor y que en esa expresión se entre en comunión con el público.
Visión Nocturna, opera prima de Carolina Moscoso, se ubica dentro de la segunda categoría. Su película da forma a una experiencia personal extrema y su único fin es poner en palabras e imágenes algo que muchas veces no se puede contar ni ver. En ese sentido la película sirve para purgar el alma de la autora, como catarsis de la experiencia que vivió y en esa acción abrirla al mundo. Indagando y reflexionando en los sucesos que le han tocado experimentar, la autora se implica activamente y a través del cine logra ver y entender mejor su propia historia.
La película cuenta la violación que sufrió la directora hace unos nueve años cuando era estudiante de cine y estaba vacacionando en la costa chilena de Papudo con sus compañeras de estudio. Mediante intertítulos que aparecen a lo largo de todo el film, se narra cómo sucedió la violación, así como el posterior proceso judicial que debió atravesar para demostrar la culpabilidad del violador y buscar justicia. En esa progresión conocemos el hecho y observamos las evasiones y los errores burocráticos debido a los cuales el caso queda archivado y Carolina queda sin ningún apoyo judicial. Pese a esto, ella busca una nueva forma de cerrar su historia, para sanar sus dolores, y el medio que encuentra para ello es el cine.
Las imágenes que acompañan esos intertítulos son grabaciones realizadas por la misma directora durante casi quince años y conforman un gran collage de situaciones y momentos relevantes en su vida. Es casi un diario fílmico con imágenes caseras, por momentos crudas, pero que se resignifican a lo largo de todo el relato. Algunas imágenes complementan las palabras de los intertítulos, otras quizás parecieran fuera de lugar, y sin embargo todo tiene un tono sugestivo que invita al público a sentirse en la piel de Carolina, a participar de sus miedos y sus dolores, a acompañarla en el duro trayecto que le tocó atravesar y compartir con ella las dudas que nacen al querer mostrar su historia al mundo.
El título de la película hace referencia a la capacidad de las cámaras digitales para ver en zonas oscuras, activando su visión nocturna. Esa metáfora cobra verdadera relevancia al momento de entender el relato de Carolina Moscoso. Ella logra ver en la oscuridad de su propia vida, en el pasado doloroso que atravesó (bueno y malo, como dice ella, sin saber bien porqué). Es un compromiso frente a su propia vida e historia. Hacerse cargo de los hechos, aclarar los aspectos oscuros de nuestra propia existencia es una responsabilidad que todo ser humano debería cumplir. De forma individual pero también como sociedad. En la historia de Carolina Moscoso, en su experiencia particular, sobrevuela como tema global la violencia hacia la mujer. Un tema que ha estado oculto, silenciado, escondido por miles de años en nuestra sociedad. Quizás sea la cámara de cine la herramienta que nos permita ver en esa oscuridad. Quizás, como le sucedió a Carolina, la cámara nos permita hacer visible lo que muchos no pueden ni quieren ver, y en ese acto hacer del mundo un lugar mejor.
Titulo: Visión nocturna
Año: 2020
País: Chile
Director: Carolina Moscoso