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VHS Massacre: Cult Films and the Decline of Physical Media (2016), de Kenneth Powell y Thomas Edward Seymour

Que las películas puedan existir

Por Sofía Cazeres.

Creo que hay una generación -quizás la mía- que será la última en experimentar lo limitado. La idea de buscar una película y que no estuviera en tu videoclub -y si eras insistente en ningún videoclub del barrio-  abría una puerta: la resignación. Y con la resignación traía cosas buenas. Podías investigar tapas, ir a los estantes que sabías de antemano que no te interesaban, optar por la opción más ridícula, pero el mundo se reducía y alquilabas algo sin la seguridad de que te fuera a gustar, sin posibilidad de consultar a cientos de personas cuál había sido su opinión al respecto. Y se aprendía algo de todo eso, dabas play a algo con poca información, lo que estaba en la caja y ya. 

Es casi imposible que eso suceda hoy. Tengo películas descargadas hace años que no me digno a ver porque siempre hay otra opción. Rara vez pasa que lo que quiero ver no esté. No que no esté fácil, sino que no esté en ningún lugar de ninguna forma. Y, lamentablemente, con lo que más pasa es con las películas más chicas, que no acceden a plataformas de distribución on demand. 

Estos problemas, pero enfocándose en la caída de los videoclubes, trata VHS massacre: Cult films and the decline of physical media (2016). Hay que decirlo, el valor de la película es el valor de sus testimonios. No tiene una gran propuesta audiovisual y se basa en perseguir a un grupo de amigos que aman el cine y están preocupados por cómo va a subsistir el cine independiente ante el avance de propuestas digitales. La película fue realizada a lo largo de dos años, comenzando en el 2014, cuando todavía no se sabía que Netflix iba a ser el monstruo que es hoy y recién daba sus primeros pasos. Pero lamentablemente la situación no cambió tanto. Quizás empeoró. 

Netflix se confirmó como monopolio indiscutido e intervino un eslabón más de la cadena: ahora no sólo distribuye, también produce. Y como buen productor valora más lo suyo que lo ajeno, claro. Aparecieron más propuestas Amazon Prime, HBO GO e incluso Cablevisión Flow, pero los realizadores que acceden a esas pantallas son los mismos que estaban salvados antes. Los que están cada vez peor son los independientes. Las pantallas de cine están cada vez más invadidas por monopolios, nos llega menos variedad de películas y duran poco en cartelera. Hay pocas maneras legales de verlas y son injustas para los productores. Y no importa que sea ilegal, sino que no hay manera de que los que se animan a realizarlas ganen algo de dinero para poder producir otra. Y también es cada vez más difícil conseguir fondos para financiarse. 

Hay, igual, rayos de luz. Troma (la casa productora de VHS massacre y una pequeña empresa que lleva 45 años) sigue en pie. Vende VHS, DVD y Blu ray para los nostálgicos, pins y ofrece el alquiler online de sus películas. Es caro: 5 dólares por mes para mucha gente es un montón. Sobre todo considerando que sólo se accede a películas realizadas por ellos. Pero pareciera ser una opción, ¿no? Y una reflexión interesante: no importa en qué formato, físico o digital, ni si es el que más completa nuestro deseo cinéfilo. Importa que las películas puedan existir y nosotros podamos verlas

Titulo: VHS Massacre: Cult Films and the Decline of Physical Media

Año: 2016

País: EEUU

Director: Kenneth Powell y Thomas Edward Seymour