“Ciencia ficción y algo más”
Por Juan M. Velis
En Ostende (2011), Laura Citarella (productora en casi todas las películas de El Pampero Cine) explotaba al máximo su visión cinéfila desplegando reminiscencias claras a obras cumbres de la Historia del cine con H mayúscula como La ventana indiscreta (1954) de Alfred Hitchcock. En aquella intrigante pieza de misterio y reflexividad espacio-temporal, Laura Paredes (protagonista también de Trenque Lauquen) descubría un denso crimen (o algo así) al mirar por la ventana desde un hotel de la localidad costera. En Trenque Lauquen, los principales rasgos de estilo que nos seducían en la ópera prima del 2011 se repiten, aunque con una mayor sutileza que funciona a modo de recordatorio cómplice para el atento espectador: un juego de guiños y referencias al que se nos invita a participar como si se tratara de un fascinante acertijo.
La trama
Laura (Paredes) está perdida. Ezequiel (Pierri) y Rafael (Spregelburd) la buscan por el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Ella es (casi) bióloga, y aparentemente se perdió en busca de un faltante espécimen vegetal que le quedaba por clasificar para su investigación. Había estado en la localidad de Trenque Lauquen desarrollando ese trabajo, pero ahí mismo se había visto envuelta en una serie de atrapantes misterios. En la primera parte de la película, conocemos uno de ellos: una vieja historia de amor por correspondencia, escondida entre las páginas de vetustos libros de la biblioteca del pueblo. El misterio restante, en la segunda parte del film: una criatura desconocida aparece en la laguna del parque… En el medio: romances, flashbacks, mitos y vericuetos cienciaficcionales.
El extrañamiento
Trenque Lauquen es un poco más extensa y compleja que las anteriores películas de Laura Citarella. Más personajes, más lugares, más paisajes rurales, más calles, más barro, pasto y música ambiental. Hay casi una duplicación de esos aspectos habituales, huellas o marcas de estilo, que aquí operan en función de potenciar el pesado clima de extrañamiento. Es que la(s) característica(s) estética(s) de los filmes de El Pampero consisten en la inscripción del extrañamiento de lo cotidiano como sensación preeminente, pero no entendido en tanto ambigüedad o indefinición en la representación, sino como esa imperiosa voluntad (necesidad) por inventar historias apasionadamente intrincadas partiendo de una porción de tierra demasiado ordinaria.
De eso se trata: un desplazamiento de la extrañación no necesariamente supeditado a la visión psicoanalítica del término. La (dis)torsión de lo consabido desembarca en Trenque Lauquen como un espectro invisible y tácito que se explicita cuando lo invocan desde ironías, burlas y miedos solapados en un programa de radio local, o en suspendidas y aletargadas charlas acompañadas de cerveza artesanal. Un monstruo en la trenque lauquen (laguna redonda, en la lengua originaria) del pueblo; un álgido misterio epistolar de dos amantes demasiado condicionados por los eternos dilemas inconcebibles del amor. En esos contrastes habita la meticulosa mixtura de extrañamientos estético-narrativos que Citarella va desplegando muy de a poco.
Los personajes, el misterio
En las imágenes sonoras de Trenque Lauquen reverberan los imaginarios visuales y narrativos de Historias extraordinarias (2008) de Mariano Llinás. Los personajes de estas películas, lejos de acomodarse en los estereotipos de actores sociales pueblerinos delineados por la lógica previsible de un sentido común demasiado porteñizado, se revelan de un modo inesperado. Si hay lugar -en ciertas escenas- para romantizaciones y costumbrismos, parece ser más parodia que otra cosa.
No son personajes necesariamente comunes y cotidianos. Son, en todo caso, extraordinarios, como exacerba Llinás en su compendio del 2008. Citarella también se atreve a esa yuxtaposición de relatos, a través de saltos temporales y juegos de puntos de vista que llevan a sumergirnos más de lleno en el hilo de misterios y micro-ficciones personales (y ajenas). Todo se mezcla y se entremezcla, a medida que vamos recolectando las pistas que nos permitan vislumbrar algún tipo de resolución…
Detectives
Las imágenes (imaginarios) de la película destilan cinefilia permanente, y por supuesto hay lugar para la intertextualidad manifiesta: citas deliberadas a obras y mitos como el de Lady Godiva o a Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (1926) de Aleksandra Kolontái, más otros etcéteras…
El ambicioso ingenio de las Lauras (Citarella y Paredes), mentoras del film, avanza en la trama hasta obligar al espectador a hacer el trabajo análogo cuasi detectivesco que hacen sus personajes. Pero para considerar esas pistas e incógnitas necesitamos tiempo: la película dura más de cuatro horas. Es que Trenque Lauquen ofrece pausas y bálsamos dramáticos para reflexionar y conjeturar… estudiar las variables atendidas para así arrojar alguna posible inferencia al respecto. Esto es crucial: ¿por qué nos cuesta tanto considerar, a la hora de ver películas, la importancia de los momentos de pausa, de entre imágenes o entre paréntesis, como diría Godard? La respuesta es obvia, pero, en fin, la película habilita el espacio para las hipótesis, y los encuadres que se pierden en paisajes presuntamente anodinos y gestos impasibles nos dan lugar para pensar. Y sentirnos detectives por un rato.
Titulo: Trenque Lauquen
Año: 2022
País: Argentina
Director: Laura Citarella