“Sálvame antes de que me hunda en este basurero”
Por Kiara Warmerdam
Es una dinámica bastante recurrente la de dos chicas jóvenes amigas que hacen cosas juntas todo el tiempo. Si bien es algo repetido, lograr que estas funcionen como una y simultáneamente como dos se vuelve una tarea más complicada. En Toxic nos encontramos con Marija, que ha sido abandonada por su madre y vive con su abuela en un pueblito industrial. Kristina es una de las habitantes de este pueblo, y es quien introduce a Marija a la vida local particular de este entorno.
Quizás hay dos elementos que la película va construyendo, que son los que hacen a la misma: el vínculo entre ellas y su vínculo con el espacio en el que se encuentran. Como discurso formal, hay una distancia marcada desde el principio que sólo desaparece en el momento en el que ellas se encuentran y da lugar a operar bajo la lógica de una mirada más íntima. Esto se debe a que, en cierto punto, su vínculo es lo que les permite escapar de ese espacio tan alienante. Es asfixiante y a su vez no hay nada, solo basura. Las chicas buscan ser modelos, van a una escuela para prepararse, en una búsqueda de contraste total con lo que las está rodeando qué es la toxicidad literal del aire y la industria, los gases de los autos, el agua contaminada y la suciedad de la calle. Como el entorno modifica al sujeto y viceversa, son ellas mismas quienes parecen mimetizarse por momentos y el ejemplo más claro es cuando Kristina come los gusanos del mercado negro. En esa acción está no solo la pulsión de muerte sino también un desamparo total del cuerpo y lo natural, que se ve reflejado en los espacios de aquel pueblo en Lituania.
Se mueven juntas por este espacio pero se inscriben de diferentes formas y eso es lo que permite distinguirlas entre sí. Funcionan como dupla pero siguen siendo individuos. Más allá de su primer encuentro, el cual se torna violento a causa de un pantalón, su manera de moverse y reaccionar frente a las cosas es lo que las diferencia al menos al principio. Marija es mucho más suave y delicada pero lleva algo muy oscuro en su interior, en relación al abandono, que hace que sea mucho más precavida. Además ella no viene de ese pueblo a diferencia de Kristina, quien no tiene miedo a lastimarse a sí misma con tal de conseguir un destello de esa belleza buscada. Lo desolador aparece en el momento en el que Marija sí comienza a sobrepasar esos límites, pero a su vez, lleva un grado de consciencia el cual Kristina nunca alcanza.
La articulación del vínculo de a dos y el entorno es lo tóxico, al mismo tiempo que su relación entre ellas y consigo mismas. De alguna forma se salvan simultáneamente hundiéndose. Sobreviven al desamparo y desolación de la familia y del cuerpo, en un pueblo que pareciera querer abrazarlas dentro de su miseria. Pero entre ellas hay una tensión que se debe, en cierto punto, a las angustias de la edad agravadas por un espacio de tal índole. La relación de fuerzas establecida hace que la balanza se incline a favor de Kristina, quizás porque ella es parte del pueblo y sabe moverse de manera más imponente pero Marija se suele encontrar en situaciones que no le pertenecen -y a Kristina tampoco pero ella cree que sí-. Creo igualmente, que donde mejor funciona la película es cuando entre ellas se puede ver que hay una gratitud genuina y aprecio, porque es el sentimiento más puro representado. El resto si se quiere, es toda esa suciedad que llevan al igual que su entorno.
Titulo: Toxic
Año: 2024
País: Lituania
Director: Saulė Bliuvaitė