“Un invierno sin deshielo”

Por Pablo Gross

Todo está cubierto. No solo el paisaje: también el tiempo, los cuerpos, las intenciones. La nieve cae con una paciencia antigua, como si quisiera preservar algo, o esconderlo para siempre. En The Girl in the Snow, Louise Hémon nos invita a cruzar ese velo blanco y persistente que cubre un rincón remoto de los Alpes franceses. Allí, a fines del siglo XIX, el mundo parece haberse detenido en el borde de un siglo nuevo, mientras el frío mantiene a raya todo lo que quiere avanzar. La nieve no solo cae: decide. Aimée Lazare, la joven maestra que llega al pueblo con la tarea de educar a los niños, encarna esa promesa de futuro. Su presencia es la de alguien que cree en el progreso, en el poder del conocimiento, en la capacidad transformadora de las ideas. Pero sus gestos, por mínimos que sean, como bañar a los alumnos o leer en voz alta pasajes filosóficos, se perciben como actos de provocación. Aquí, la limpieza es pecado, y las palabras escritas, un peligro. 

Lo que empieza como un retrato de tensiones culturales y sociales rápidamente se convierte en otra cosa. No hay confrontaciones abiertas ni grandes discursos. Lo que hay es una resistencia silenciosa, una niebla emocional que va envolviendo a Aimée y transformando su estadía en una especie de encierro. Ella, que llega convencida de poder enseñar, debe aprender a sobrevivir en un entorno que le responde con hostilidad pasiva, donde su sola existencia perturba un equilibrio ancestral. Uno de los aciertos de Hémon es mantener una distancia justa con sus personajes. No hay condenas ni redenciones claras. El pueblo no es simplemente un lugar de ignorancia, así como Aimée no es una heroína sin fisuras. Ella también carga con sus ideas preconcebidas, con una voluntad que a veces se vuelve arrogante, con una necesidad de imponerse que la hace vulnerable. Y, sin embargo, es imposible no empatizar con su soledad, con su deseo de conectar, con esos breves instantes en los que cree poder formar parte de algo, antes de que la realidad vuelva a cerrarse sobre ella como la nieve. El filme avanza con la cadencia de una tormenta que se acumula despacio, sin estridencias. Las pequeñas escenas cotidianas  (una comida compartida, una caminata por la nieve, un intercambio tenso de miradas) van construyendo una tensión sorda, como si algo terrible estuviera por ocurrir, aunque nunca sepamos exactamente qué. La amenaza no proviene de un evento puntual, sino de una atmósfera, de una forma de vivir que no tolera lo diferente. En este contexto, el paisaje se vuelve un personaje más. La nieve, omnipresente, tiene algo de tumba abierta: bella y peligrosa, cubre los cuerpos y también los recuerdos. Aquí todo puede quedar enterrado, pero no desaparece. Lo que Aimée representa, una mujer sola, libre, letrada, no puede echar raíces en ese suelo helado. No porque no lo intente, sino porque ese suelo simplemente no lo permite. 

Titulo: The Girl in the Snow

Año: 2025

País: Francia

Director: Louise Hémon