The Ballad of Suzanne Césaire (2024), de Madeleine Hunt-Ehrlich

Con The Ballad of Suzanne Césaire (2024), Madeleine Hunt-Ehrlich busca corregir la exclusión de la contribución de Suzanne al Movimiento Surrealista, cuya obra fue eclipsada por la de su esposo, más conocido, Aimé Cesaire. En el espíritu de su tema, la película rechaza las demandas convencionales de un biopic directo, expandiendo su obra audiovisual Too Bright to See (Parte 1) (2023) para reflexionar sobre una conexión intensamente personal con una figura enigmática.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Suzanne escribió una serie de ensayos para la revista Tropiques desde Martinica. Ella y su esposo atrajeron la ira de los colaboradores del régimen de Vichy pero ganaron el respeto de radicales venerados como André Breton. Hunt-Ehrlich se basó extensamente en entrevistas con los hijos de los Cesaire y registros históricos existentes para visualizar las palabras de Suzanne a través de la actriz Zita Hanrot. Simultáneamente, la película incorpora la vida posparto de Hanrot como correlato del legado perdurable de Suzanne como madre de seis hijos y “una artista que no deseaba ser recordada”.

La estructura ensayística de la película está inspirada en el ensayo de Roussi-Cesaire Le Grand Camouflage. Escenas de Hanrot recitando pasajes de ese texto directamente a la cámara se entrelazan con conversaciones que tiene, dentro y fuera de su personaje, con Motell Foster, el actor que interpreta a su esposo. Hunt-Ehrlich se siente cautivada principalmente por estos lugares de discurso y el aspecto performativo que alimenta las recreaciones de sus actores enfrentándose a Breton (Josué Gutiérrez) confirma un compromiso activo con la historia que prescinde de la teorización pasiva.

Si estas conversaciones y acciones resultan en un desenlace no resuelto, esa es completamente la estrategia de la película. Ayudada por una cinematografía sensualmente háptica de vistas de verdor, The Ballad of Suzanne Césaire provoca una consideración generativa de especulación archivística a través de la práctica cinematográfica. Denso y onírico, Hunt-Ehrlich invita generosamente a los espectadores a enfrentarse con las múltiples ramificaciones, todo contenido en un tiempo de ejecución ágil.