Skill Issue (2024), de Willy Hans

Simon, un adolescente de 17 años, es reservado y poco comunicativo. Un día, en lugar de asistir a la clase de educación física, decide espontáneamente no ir al gimnasio y, en cambio, regresar a casa. Allí, arroja sin mucho interés comida para gatos en el cuenco. Es un día sofocante, el calor del verano se siente con fuerza. Sin embargo, Simon no se queda en casa por mucho tiempo y sale de nuevo. En la calle se encuentra con un amigo que le pregunta si quiere ir al río. Simon, sin decir mucho, asiente y se sube al coche. Parte del camino lo recorren a pie a través del bosque. A orillas del río, ya los espera un grupo de jóvenes con los que se unen. La mayoría de ellos ha terminado la escuela secundaria, pero Simon, sintiéndose un poco fuera de lugar, se mantiene algo apartado.

El ambiente es relajado, aunque sucede muy poco. Los jóvenes conversan de cosas triviales, una pareja se cubre con una toalla y murmura entre sí, mientras otros fuman cigarrillos y se lanzan encendedores. Simon observa todo con su botella de plástico medio llena de agua en la mano, que ya ha perdido su frescura. Vaga sin rumbo fijo y descubre un viejo sofá de cuero en medio del bosque, cubierto de enredaderas verdes y ramas, testigo de fiestas pasadas. También encuentra un radiocasete viejo. Simon se recuesta en el sofá y contempla las copas de los árboles. Algunos se meten en el agua, otros juegan con una pelota, que termina golpeando a Simon en la nariz. El impacto le hace sangrar, manchando su camiseta. En ese momento, Marie aparece y le ofrece un pañuelo. Este pequeño gesto logra que Simon salga de su caparazón, y juntos, sin necesidad de muchas palabras, exploran el bosque.

Con un enfoque que combina imágenes oníricas y poéticas tomas de la naturaleza, Willy Hans, en su debut como director de largometrajes, nos sumerge en un lazy summer day y nos invita a un viaje asociativo donde el tiempo parece detenerse en un rincón de naturaleza. A través de la historia de estos jóvenes, Hans explora la soledad y las dinámicas ligeramente extrañas que surgen dentro de un grupo. El trasfondo artístico de Hans se percibe claramente (estudió en la Universidad de Bellas Artes de Hamburgo con Angela Schanelec y Wim Wenders, y también se formó en Bellas Artes con Andreas Slominski. Desde 2014, es parte del colectivo artístico “Spengemann Eichberg Goldkamp Hans”). Der Fleck es como una pintura líquida que fluye al ritmo de las aguas tranquilas, filmada en 16 mm.