Silence of Reason (2023), de Kumjana Novakova

El trabajo de Novakova reconoce que la historia es una parte perfecta del presente vivido, y cuando está cargada de dolor no procesado, tiene una manera de rondar los edificios y las imágenes que permanecen como recordatorios del horror. En su debut documental Disturbed Earth (Tierra perturbada), se enfrentó al trauma colectivo que subsiste en el paisaje y la comunidad de Srebrenica, una ciudad que ahora es sinónimo del genocidio de musulmanes bosnios perpetrado por las fuerzas serbias en 1995 y que se convirtió en un acontecimiento definitorio de la inhumanidad del siglo XX en Europa. En Silence of Reason Novakova, también con gran sensibilidad, intenta encontrar un lenguaje para registrar, representar y comprender las atrocidades de la guerra cometida en Foca, una ciudad del este de Bosnia sometida a una campaña de limpieza étnica a manos de militares, policías y paramilitares serbios.  

Silence of Reason trata específicamente sobre la violación masiva y la esclavitud sexual de mujeres, y su uso como arma sistémica. Se resiste a la falsa normalización de la violación como síntoma inevitable. La importancia de este documental hábilmente elaborado e investigado asiduamente, la consideración feminista de un aspecto tabú de la guerra de Bosnia  que continúa dando forma a los países de la ex Yugoslavia, y los esfuerzos de Novakova por encontrar un camino a seguir, deberían atraer toda la atención de la programación de festivales de documentales en el extremo más desafiante del espectro. 

Magistralmente recopilado a partir de archivos visuales forenses y testimonios de mujeres del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia de La Haya de 2000, Silence of Reason superpone los relatos de las sobrevivientes de violación en texto y voz en off disfrazada de identidad en imágenes fijas y grabaciones de los lugares de su terrorismo, pueblos que alguna vez fueron idílicos y que se han transformado de manera surrealista en el infierno de la guerra. Los tonos descoloridos y el ruido estático crean una sensación de pesadilla y distorsión a medida que estos rastros de los años 90 nadan dentro y fuera de nuestro enfoque y conciencia como materiales fantasmales, mientras que los recuerdos se revisan metódica y no sensacionalista.