Shadows of your Childhood (2019), de Mikhail Gorobchuk

“Destellos de niñez”

Por Ian Quintana.

Poco de lo que observan nuestros ojos durante la primera infancia se mantiene intacto en la memoria. Ese momento de la vida se recuerda de forma fugaz. Sólo algunos breves destellos de sensaciones quedan guardados. ¿Se podrá a través de una cámara capturar esas sensaciones, esas impresiones de la niñez y así evitar que caigan en el olvido?

En Shadows of your Childhood (2019), Mikhail Gorobchuk, su director, se propone ese desafío. Y lo logra. Mediante imágenes y sonidos logra capturar y transmitir ese universo fugaz de la niñez, ese cúmulo de sensaciones breves e intensas que quedan impregnadas en la memoria. Ese universo lo captura con una cámara, le da un sentido mediante el montaje y lo transmite con un potente atractivo fotográfico. Su obra se convierte en una gran pintura de luces y sombras, una experiencia para ser percibida con todos los sentidos.

Todo comienza en una casa de campo, en donde el cambio de estaciones nos da la idea del paso del tiempo. Veinte minutos será todo lo que pasaremos junto a la familia que habita ese hogar, pero en esos breves minutos veremos cómo crece y cambia la vida de Stesha, la niña que brinda sus percepciones al espectador.

El presente se transforma rápidamente para Stesha y muy poco de la realidad se impregna en su memoria, pero lo que queda lo hace con gran intensidad: los árboles que rodean la casa, el silencio de la noche, las manos de su madre colgando ropa, la estricta voz de su padre o una lámpara de querosene. Lo que queda en ella son chispas, destellos fugaces, impulsos emocionales que la cámara de Mikhail Gorobchuk se encarga de capturar. La vida de Stesha y el cine se unen en un tren que se observa a lo lejos, cuyas ventanas iluminadas, en la oscuridad de la noche, remiten a un rollo de película. En esos pequeños fotogramas del azar que se imprimen y perduran se va la infancia de Stesha, pero quedan los recuerdos que la acompañarán durante su vida adulta.

Mediante un juego constante con la luz y la sombra Mikhail Gorobchuk construye una atmósfera sugestiva que vincula las situaciones vividas por Stesha con gran fluidez. El preciso trabajo sonoro permite ese movimiento constante. Fugaces pero bellísimas situaciones de la vida cotidiana en el campo aparecen intermitentemente y se funden entre sí para capturar esa realidad imprecisa como si de un sueño se tratara. Un sueño infantil.

El tiempo pasa y con él la vida de Stesha. Esa infancia tan pura e intensa se aleja. ¿Qué será de Stesha en su futuro?, se pregunta Gorobchuk. ¿Qué quedará de esa casa de campo, de los árboles y las lechuzas nocturnas, de aquel tren en el que llegaba su padre antes de cenar? ¿Qué de todo eso es un destello de luz en la memoria y qué una sombra en el olvido?