“La ilusión de un mundo conectado, desarmada”
Por Sebastián Francisco Maydana.
Mario y el Ingeniero se toman un descanso en el camino. Desensillan los caballos, colocan las monturas en el piso y se sientan ahí nomás a picar algo y a intercambiar algunas palabras. La altura los está afectando, cuesta recuperar el aliento. Mario le pregunta si sabe a cuántos metros sobre el nivel del mar se encuentran en esa zona de Tucumán. Está informado, claro. Estudió los mapas que confeccionó el Instituto Geográfico Militar Hace medio siglo. También consultó Google Earth, para estar más seguro. La infomación de ambas fuentes difiere por veinte metros, no es poca diferencia. “La gente de antes trabajaba con mucha precisión, con mucho esfuerzo”, acota Mario, como diciendo que el número de metros no importa demasiado, importa sobre todo la ancestralidad, el esfuerzo y el estar en el territorio.
Luis Sampieri estuvo en el territorio, lo recorrió con una cámara, pero no para contar una historia que se le ocurrió de antemano. Prefirió caminar, mirar, esperar que las historias vayan apareciendo. Un escultor que a partir de ramas caídas hace un caballo; El baqueano Mario que, preciso como los ingenieros del IGM, conduce a los arqueólogos al sitio exacto que están buscando; un abuelo que recibe el alta del hospital, una nena que necesita internet porque se aburre de jugar con los chicos del barrio y otro chico que pierde la señal del celular cuando arrea sus cabras en el monte… vidas y emociones que se entrecruzan a través del aire como las ondas electromagnéticas que las transmiten. Quién habría dicho que las telecomunicaciones serían el tema central de un documental que transcurre en un paraje medio deshabitado de Amaicha del Valle.
Es que en el mundo que vivimos, parecería que la vida pasa por estar conectados, y que estar conectados es una cuestión estrictamente tecnológica. Algo de esto intuía Werner Herzog cuando dirigió Lo and Behold: Ensueños de un Mundo Conectado (2016). Como aquel, Sampieri también nos presenta la ilusión de un mundo conectado, desarmada ¿Qué es lo que nos conecta? Es la pregunta que plantea este documental, que inesperadamente ha cobrado una vigencia espectacular en el contexto actual en que la mayoría de las comunicaciones deben darse forzosamente a través de computadoras de bolsillo, falda o escritorio. Pero más allá de esta situación que sabemos (¿sabemos?) pasajera, nos lleva a preguntarnos por qué sabemos al instante que un actor se divorció en otro continente, mientras que los magníficos paisajes que captura Sampieri en cámara nos parecen ajenos, misteriosos.
Cuando por fin completan la cabalgata, llevando una antena parabólica al paraje donde hay que instalarla para asegurar que no se les siga cayendo internet a los habitantes del Valle, el Ingeniero se comunica por radio con la base para pedir nuevas instrucciones. No hay caso, viene una tormenta y no hay recepción, habrá que instalarla otro día. La figura de Mario, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, a la altura de un mar de nubes, desaparece de a poco en esa especie de humo lechoso que también es una señal: de que algunas cosas no hay tecnología que controle, que somos pocos y chiquitos y que a veces antes que transmitir hay que saber escuchar.
Titulo: Señales de humo
Año: 2020
País: Argentina
Director: Luis Sampieri