“Las partes hacen el todo”
Por Lucía Roitbarg
Punta Sacra, el documental de Francesa Mazzoleni que forma parte del Festival Visions Du Reel, retrata la comunidad de Idroscalo de Ostia con una mirada muy íntima hacia su habitantes. Lo que hace especial esta zona es su condición de lugar olvidado y marginado y el hecho de que sus casas fueron construidas por la gente que vive allí, a la que quisieron desalojar tras una operación de demolición de viviendas por parte del gobierno. Idroscalo de Ostia, debido a su ubicación geográfica, posee características hostiles: es un distrito costero en las afueras de Roma acechado día a día por el viento y el mar. La directora decide retratar este particular lugar a través de las miradas de algunas de las mujeres que lo habitan: unas madres, otras niñas y otras hijas aún en su adolescencia. El resultado es una película que logra mostrar de qué manera algo de esa hostilidad tan presente muestra su contracara en los lazos y el sentimiento de sus habitantes por pertenecer y sobre todo sobrevivir y evitar la destrucción de su lugar y hogar.
Apenas pasados algunos minutos del film, es claro que los paisajes de Idroscalo, si bien un personaje más del film, son para la directora un pretexto para contar algo más. De hecho lo más rico del documental parecerían ser los diálogos entre madre e hija, o las discusiones apasionadas entre dos madres sobre Pier Paolo Passolini (cuyo cuerpo fue encontrado en este preciso lugar) y el comunismo, o las tímidas conversaciones de las adolescentes sobre sus días allí. En estos diálogos se podría decir que la ficción también se asoma entre tanta realidad, no porque se aparten del realismo o, mejor dicho, del documento, sino porque la realizadora filma estos diálogos con una cámara cercana, pero nunca invasiva, y le otorga una cualidad entre cotidiana y solemne logrando un dramatismo efectivo para la narración.
Otra particularidad interesante de Punta Sacra es la importancia de la voz femenina. Son principalmente ellas, las mujeres, a las que vemos interactuando con los niños, niñas y adolescentes, a quienes vemos contando a estos chicos y chicas cómo hace años se tiraron abajo muchas viviendas en Idroscalo y cómo hicieron para subsistir, armar una comunidad y empezar una nueva historia.
El grupo de los adolescentes es en el que la directora más se detiene con el fin de reflejar la tensión entre los deseos que tienen y sus incertidumbres: el amor, el futuro en Idroscalo, la educación, siendo este último uno de los más polémicos, ya que salir de este sitio es la única opción para que un futuro con opciones sea posible. A la idea de “un lugar quedado en el tiempo” que se desprende del documental se contraponen los movimientos de estos chicos y chicas (cantan, bailan, pasean, salen, caminan, preguntan, discuten), en clara oposición también a las madres o abuelas (que en su accionar cotidiano permanecen más bien quietas en sus sillas o paradas) quienes “echaron raíces” allí hace mucho tiempo.
A pesar del protagonismo femenino, sí hay presencia masculina en el documental: un rapero chileno de Idroscalo, a quien escuchamos rapeando y representando a “ su gente” a través de sus letras. Ese rap, con su impronta contestataria cuenta una versión nueva de esa realidad. Su inclusión es más que apropiada, al usar un estilo musical con afirmaciones fuertes y “ruidosas”, pensadas para “despertar” algunos oídos sordos. El film refleja de a poco la idiosincrasia y los matices culturales que le dan identidad a esta comunidad tan particular: los adolescentes con sus gustos, sus modos, sus formas de comunicarse; las madres y abuelas con su legado, sabiduría, historias y tradiciones; los vínculos tan particulares e íntimos entre ambos grupos; la religión con sus creencias y festividades, el rap y su necesidad de dar voz a los que no la tienen.
La directora tiene una elección formal para mostrar todo esto: dividir el film en capítulos, cada uno con su nombre y su epígrafe. De esta manera, Mazzoleni rompe con una mirada más lineal y homogénea sobre el lugar y su gente y le otorga una dimensión simbólica única a esta comunidad, con matices y complejidades propias de ella. El espíritu de lo comunitario y principalmente de la sobrevivencia se conserva y se vive como un bien sagrado, como si la marginalidad fuera también su encanto y su fuerza⚫
Titulo: Punta Sacra
Año: 2020
País: Italia
Director: Francesca Mazzoleni