“Ira en movimiento”

Por Ivan Garcia.

En la aridez de la llanura india, concretamente en el sur, en Tamil Nadu, se desarrolla esta historia breve pero poderosa sobre la relación entre un hijo y su padre. Con pocos recursos y aprovechando narrativamente tanto el contexto geográfico como las limitaciones que se presentan a una producción independiente India de este tipo, Pebbles da cuenta de una gran destreza para hablar sobre las relaciones sociales y las consecuencias de la violencia en una pequeña y aislada comunidad.

El padre, a quien no se nombra, aparece furioso ya desde el primer plano de la película, caminando a paso rápido y nervioso en busca de su hijo: la misión es llevárselo del colegio para ir a buscar a la madre, su esposa, que víctima de la violencia y los malos tratos lo ha abandonado. Esta emoción violenta es la que motiva y alimenta la acción a lo largo del film. La cámara persigue a los personajes, y abundan los planos en movimiento, ya sean laterales, sobre el hombro, o algunos menos ortodoxos como rotaciones circulares alrededor de ellos. Del mismo modo se emplean otros mecanismos simples pero efectivos, tales como alguna ralentización en un momento dramático, o incluso la aceleración excesiva de cuadros para mostrar el vértigo de algún conflicto concreto. 

Si bien se aleja de muchos de los lugares comunes dentro de lo que sería un cine social realista y solemne, utiliza recursos propios en favor de la narración, lo cual es muy destacable. También se toma algunos tramos para descansar, para mostrar pequeños destellos de belleza o cotidianeidad, donde la cámara y la acción reposa en algún quehacer de los habitantes de estas aldeas rurales. Toda la historia transcurre en el paso de un día, no más de unas horas, lo cual incrementa esa sensación de inmediatez y de realismo: estamos siguiendo a estos dos individuos sin perderles el paso y sin ahorrar detalles de un trayecto que, si bien parece breve y carente de grandes momentos o diálogos, está cargado de una energía voraz y de momentos de una sutileza muy significativa.

A grandes rasgos podría decirse que Pebbles es una road movie de a pie, donde seguimos a ambos desdichados, padre e hijo, a cada paso, mientras el mayor bebe, fuma, y busca frenéticamente a su esposa, insultando y agrediendo a todo aquel que se cruza en su camino. No hay una gran historia o arco de redención, un vínculo que crece y en el que ambos encuentran algo positivo que permita al espectador encontrar la moraleja, la enseñanza o el “a pesar de todo” que nos tranquilice. Este es otro camino, uno más crudo y agotador bajo el sol abrasador de una tarde de la India, y se siente como algo fresco y bienvenido.