O que arde (2019), de Oliver Laxe

“Propuesta visual”

Por Ivan Garcia.

El paisaje de Galicia parece cobrar vida en la nueva película de Oliver Laxe. El director español vuelve al hogar para traer una historia de soledad y rencores, pero también de la vida de un pueblo y su relación con la naturaleza que le da vida.

Amador es liberado de la cárcel luego de 10 años, y vuelve al hogar de su madre anciana. Estuvo preso por haber incendiado un bosque, y los habitantes de su provincia no parecen haberlo olvidado del todo. Si bien nadie lo confronta directamente, el carácter solitario y taciturno de Amador hacen que tampoco busque ningún tipo de reivindicación o reparación. Solo su madre lo recibe y le da un lugar sin juzgarlo. Es así que Amador se dedica a las tareas de la vida en el campo, hasta que un nuevo incidente sucede y el caos vuelve al pueblo.

De entrada queda claro que la gran, la enorme virtud de “O que arde” es su trabajo estético, su propuesta visual. La escena de apertura, donde una máquina destroza árboles en la noche del bosque, es de las más bellas y elocuentes del año. Lo mismo sucede con los momentos del incendio que se captura con una destreza estética notable. Con estas escenas y el entorno que brindan los paisajes Gallegos queda claro que la propuesta pasa por este cruce entre el hombre y la naturaleza, entre el afecto por aquello que nos rodea y nos da vida y nuestra capacidad, o más aún pulsión, para destruirlo todo.

 Al ser la estética la que predomina, y al ser el protagonista un hombre austero, misterioso y distante, los diálogos no abundan y eso puede hacer un poco lento el desarrollo de la película. No es que carezca de conflictos entre personajes ni de sutiles diferencias, sino más bien una forma quizás de adecuarse a la vida en el campo que transcurre con largos días de trabajo y sin tanta charla o momentos en sociedad. La grandilocuencia visual pesa también por momentos en que la puesta es más simple y se ve sobrecargada con la música que resulta invasiva, a diferencia de las escenas ya descriptas donde complementan lo que se está viendo y lo potencian.

En definitiva O que arde es una propuesta interesante y que no puede pasar desapercibida sobre todo por su trabajo de fotografía y la potencia de ciertas escenas que se hacen imposibles de olvidar⚫