New Dawn Fades (2024), de Gürcan Keltek

La nueva película de Gürcan Keltek se desliza entre los géneros del terror y el drama psicológico, proponiendo un viaje visual y emocionalmente perturbador por las calles y monumentos de Estambul. Inspirada en la atmósfera oscura y melancólica de la canción homónima de Joy Division, esta película nos presenta la historia de Akın, un joven mentalmente inestable que lucha por encontrar su lugar en un mundo que se le escapa de las manos, tanto en su realidad cotidiana como en la psique que lo consume.

El punto de vista comienza desde la perspectiva de Akın, quien se encuentra en una situación en la que no sabemos hasta dónde va a descender, atrapado entre la realidad y las alucinaciones. El ritmo deliberadamente lento de Keltek, que puede parecer desafiante al principio, actúa como un reflejo de la mente trastornada de Akın, creando una experiencia de paciencia y contemplación. A medida que Akın deambula por los vastos edificios, vías fluviales, mezquitas y cementerios empapados de lluvia de Estambul, la línea entre lo real y lo imaginario se desdibuja y se convierte en un estado de constante incertidumbre.

Keltek, conocido por su habilidad para combinar lo poético con lo político, ya había explorado la relación entre el trauma colectivo y la memoria en su largometraje debut Meteors (2017), donde utilizó la coincidencia de una lluvia de meteoritos con la ley marcial y la represión estatal en una ciudad kurda para añadir una dimensión cósmica a la historia. En New Dawn Fades, el director retoma estos temas, pero los envuelve en un manto de horror psicológico, alejándose de referencias políticas explícitas y enfocándose en la angustia individual de Akın y en su lucha por encontrar una salida a su dolor psíquico, mientras utiliza el paisaje urbano de Estambul para crear una atmósfera inmersiva que refleja su estado mental. Los vastos edificios, las majestuosas mezquitas y los sombríos cementerios que el protagonista atraviesa parecen cobrar vida propia, contribuyendo a la sensación de aislamiento y desconexión que siente. El diseño sonoro se suma a la mezcla entre Estambul y su cerebro al combinar susurros, estática y otros sonidos discordantes; en una ciudad donde, en diferentes momentos del día, se escuchan por los cientos de altoparlantes los rezos y plegarias de los habitantes, aquí no sabemos qué está en su cabeza y qué es real.

New Dawn Fades abandona las convenciones narrativas y se convierte en una experiencia sensorial y una meditación sobre la fragilidad de la mente humana y la delgada línea que separa la cordura de la locura, cuestionando los límites de la percepción y el papel que juegan las construcciones sociales en la definición de la realidad y la normalidad, logrando plasmar la idea de que, tal vez, la locura es solo otro constructo social.