El vínculo de una madre con una hija se nutre de una simbiosis única y especial. Una pulsión sanguínea e intuitiva guía el misterio. Dos mujeres que pertenecen a la misma sangre y a un mismo género. Dos generaciones distintas que se encuentran en una misma lucha por la igualdad de derechos.
La película Los sonámbulos (2019) de Paula Hernández y el libro Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie (Literatura Random House, 2017) forjan un lazo en común: la maternidad desde una mirada feminista.
“En lugar de enseñarle a tu hija a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. Dile que, si algo la incomoda, se queje, grite”, manifiesta la escritora nigeriana en su libro.
Una de las voces más destacadas del feminismo actual dirige sus palabras a una joven madre que acaba de dar a luz. La autora expone una serie de sugerencias, cargadas de sensibilidad y honestidad, en una carta que nace desde su propia experiencia en la maternidad.
Las palabras de Chimamanda Ngozi Adichie resonaron en mi mente luego de ver la última película de Paula Hernández. La historia tiene como protagonista a una madre que busca comprender, educar y proteger a su hija adolescente, en pleno despertar.
Luisa (Érica Rivas) es una mujer que atraviesa una crisis, en la que se cuestiona su matrimonio, su oficio y la relación con su hija (Ornella D’Elía). El relato se desarrolla en el marco de un festejo de fin de año en la casona histórica familiar. El encuentro genera tensiones y roces entre los miembros de la familia. La trama gira en torno a la maternidad, la adolescencia y el despertar sexual.
La pieza se vale de una excelente puesta en escena que sabe navegar entre la armonía y la tensión. Planos secuencia, cámara en mano y una precisa fotografía de Iván Gierasinchuk construyen una gran película. Los sonámbulos busca reflexionar sobre los patrones sociales y culturales de la maternidad, la paternidad, el matrimonio y la familia.
“Enséñale a tu hija que los roles de género son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo porque es una niña. ‘Porque eres una niña’ nunca es razón para nada. Nunca”, expresa Adichie en su carta. Quizá no haya fórmulas exactas para educar en el feminismo, pero debemos confiar en lo valioso que es crear espacios de reflexión para la construcción de una sociedad igualitaria y más justa⚫