“Entre el Amor y la Pérdida”
Por Laura Santos
La segunda película de Belén Funes, confirma la notable capacidad de la directora española para transformar emociones profundas en narrativas íntimas y conmovedoras. Funes nos ofrece una historia centrada en el vínculo entre una madre y su hija, marcado por un duelo no resuelto y una precariedad económica que tensiona su relación. En esta película, el amor familiar se convierte en un campo de batalla emocional, donde los personajes deben enfrentarse constantemente a sus propias vulnerabilidades y responsabilidades.
Delia, interpretada de manera sobresaliente por Antonia Zegers, es una chilena que emigró a España y que, desde la muerte de su esposo Julián, vive atrapada en la rutina de largas jornadas trabajando como taxista en Barcelona. A pesar de sus intentos por cumplir con su rol de madre, en muchos sentidos, es Anabel, su hija interpretada por Elvira Lara, quien demuestra una mayor madurez y capacidad para enfrentar las dificultades. El duelo y la incertidumbre económica que atraviesan ambas conforman el núcleo emocional de Los Tortuga, ofreciendo un retrato honesto de la vida cotidiana de quienes luchan por sostener una estabilidad en medio del caos.
La interpretación de Zegers es uno de los aspectos más potentes de la película. Su habilidad para transmitir el desarraigo emocional y el agotamiento de Delia, atrapada entre su pasado en Chile y su presente en España, otorga a su personaje una profundidad conmovedora. A través de gestos sutiles y una presencia cargada de emociones, Zegers logra capturar el dolor no procesado de Delia, haciendo tangible el peso de la pérdida de su esposo y la soledad que siente en su nueva vida.
Por su parte, Elvira Lara ofrece una interpretación igualmente impactante como Anabel, una joven que, a pesar de su juventud, asume responsabilidades emocionales que superan su edad. Anabel no solo lidia con sus propios desafíos como estudiante universitaria, sino que también carga con la tristeza de su madre, lo que añade una complejidad a su proceso de crecimiento. Este aspecto de la relación entre madre e hija es clave en la película, y Funes lo desarrolla con una sutileza que refleja las tensiones y los sacrificios inherentes a las dinámicas familiares.
Uno de los grandes logros de Los Tortuga es su capacidad para enmarcar esta historia personal dentro del contexto urbano de Barcelona, una ciudad que se convierte en un reflejo de las oportunidades y obstáculos que enfrentan Delia y Anabel. Las calles de la ciudad, sus espacios y su vida cotidiana, no solo sirven de telón de fondo, sino que se integran en la narrativa como un personaje más, dotando a la película de una atmósfera particular que subraya las luchas internas de sus protagonistas.
Los Tortuga es una meditación sobre la vida, el duelo y la resiliencia. La película nos recuerda que el proceso de aceptar la pérdida es complejo, y que el crecimiento solo es posible cuando nos permitimos enfrentar las emociones más dolorosas. Con una dirección sensible y actuaciones poderosas, Belén Funes crea una historia íntima que resuena en su universalidad, ofreciendo un retrato honesto de la fragilidad humana y de la búsqueda constante de un nuevo comienzo.
Titulo: Los tortuga
Año: 2024
País: España
Director: Belén Funes