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Los hiperbóreos (2024), de Joaquín Cociña y Cristóbal León

“Los experimentos siempre son atractivos”

Por David Sebastián Rodríguez

 

El cine es el fraude más hermoso del mundo. J.L.G

 

Los experimentos siempre son atractivos; los experimentos que surgen a partir de una pérdida, mucho más. La leyenda cuenta que, Benedetto Ferrara, antes de que el tiempo fuera tiempo, se enojaba cada vez que algún discípulo lo consultaba sobre la verosimilitud de la obra de arte que posaba ante sus ojos. El aprendiz, creyendo que sus interrogantes despertarían del sueño a los dioses más sofisticados, recibía de su maestro respuestas volcánicas.

En Cómo deshacerse de todo, el maestro Ferrara explicaba que carecía de contenido y caía en un severo error quien le preguntara a un artista si la consecuencia de su arte es metafísica e históricamente verdadera y/o falsa. Absurdo, vociferaba en la plaza pública, que las obras de arte perecían en los tribunales de la moral; “las imágenes de la fantasía se disipan y mueren cuando de la idealidad se intentan extraer la reflexión y el juicio”, fueron sus últimas palabras antes del veredicto fatal.

Contrariamente a Sócrates, Benedetto Ferrara optó por escaparse antes de la cicuta y, a pesar del desarraigo, insistió con sus postulados. Los escritos que pudieron recogerse de sus discursos son solo fragmentos copiados por sus discípulos muchos de ellos incomprensibles. Lo notorio es que, a pesar de la confusión, todos tomaron nota de Hiperbórea. Recojamos el guante.

La película de León y Cociña no sólo interesa como experimento artístico, también demuestra qué puede hacerse con el no-lugar que deja la pérdida. Una pérdida que otorga movimiento a una exposición artística donde el público también logra ser protagonista sin saberlo. Ese no saber nos sumerge en zonas desconocidas, acaso inconscientes proponiéndonos un viaje hacia los subsuelos de la percepción. Es notable que entre los colores elegidos por los directores, el gris haya sido una pista para elucubrar escenas sobre sus interpretaciones histórico políticas. El ejemplo per se es la fabulosa historia del delirante Miguel Serrano, locomotora del argumento fílmico. Curiosamente, la pérdida del material grabado a raíz de un robo, parece montarse en la fábula de los hiperbóreos cuya leyenda, incluida en los escritos de Ferrara, se la reivindica como una tierra perdida donde se depositan los orígenes de la humanidad. Parece ser que detrás de esa búsqueda van León y Cociña junto con la actriz Antonia Giessen. Búsqueda que despliega cuestiones como la explicación del robo del material fílmico o el impacto de la inteligencia artificial en la modernidad.

El experimento artístico le quita solemnidad a la reflexión crítica sobre los años de plomo del país trasandino otorgándole a quienes se acerquen a él la posibilidad de preguntarse por qué son necesarios los personajes como Miguel Serrano para comprender lo que queda del pasado. La inteligencia suele aconsejar no escribir sobre el escribir como así tampoco filmar sobre el film porque ese puede espantar al vulgo; lo asombroso es que a pesar de ello, la fuerza de la irrealidad en el arte sigue, aún después de fuertes embates, agujereando pacientemente el núcleo de verdades santas.

Titulo: Los hiperbóreos

Año: 2024

País: Chile

Director: Joaquín Cociña y Cristóbal León