Los capítulos perdidos (2024), de Lorena Alvarado

Los capítulos perdidos, de Lorena Alvarado, es una película transgresora dentro del cine venezolano, un ámbito donde el foco suele centrarse en temas como las diferencias sociales, la delincuencia e incluso la política. La identidad es uno de los temas centrales de esta obra. Ena, la protagonista, regresa a Venezuela después de muchos años en el extranjero para visitar a su familia. A lo largo de su viaje, experimenta una serie de emociones día a día: el reencuentro con su padre y su abuela, su ciudad, la gente, los olores, los colores y los sonidos, mientras se enfrenta a una nueva realidad. Progresivamente, a través del trabajo de su padre, que puede definirse como un “cazador de tesoros literarios”, y las conversaciones con su abuela, quien padece pérdida de memoria, Ena se relaciona profundamente con sus raíces y con la historia de su país.

La película nos invita a recorrer una Caracas literaria, donde se produce una reconciliación entre el este y el oeste de la ciudad. Todos los personajes implicados comparten, de algún modo, su afición y amor por los libros, independientemente de sus contextos socioeconómicos. Es un hermoso trayecto que va desde la verde San Román, pasando por los murales y lugares emblemáticos de la Universidad Central, hasta el Puente de la Avenida Fuerzas Armadas. Mostrar una Caracas unificada es un gran reto y, en este caso, una victoria notable.

A su vez, la película aborda otro aspecto crucial de la actualidad venezolana: la migración. Ignacio, el padre de Ena, visita hogares que, de ser numerosas familias, ahora tienen solo un miembro en el país, y que desean vender o deshacerse de enormes bibliotecas personales. Su objetivo es rescatar la mayor cantidad posible de libros importantes para sumarlos a su proyecto: el Museo del Libro Venezolano.

La mirada de Alvarado sobre la situación del país es evidente y llega al espectador de una manera sutil. No hay escenas dramáticas, pero los diálogos y las imágenes permiten comprender el trasfondo y la decadencia. Este enfoque, sumado a una iluminación que aprovecha brillantemente la maravillosa luz caraqueña y a una fotografía que enfatiza los vivos colores típicos de la ciudad, constituye una fórmula exitosa.

Los capítulos perdidos nos ofrece la posibilidad de ver a una ciudad que ha sido golpeada y ha sufrido numerosas transformaciones en la última década desde una mirada generosa, cargada de afecto y emotividad. Sin duda, es una invitación para muchos a reconciliarse con una ciudad que sigue guardando tesoros y luchando por mantener su identidad.