“La Inquietud del Pasado”
Por Laura Santos
La nueva película de Darío Mascambroni, es una de esas experiencias inmersivas distintas, un trabajo que se extiende más allá de su estructura narrativa para tocar las fibras más íntimas. Ubicada en el corazón silente de las sierras de Comechingones, la película respira a través de su atmósfera suspendida, como una plegaria que no busca respuestas, sino evocaciones. El relato se centra en tres personajes que, en diferentes momentos de sus vidas, luchan con la imposibilidad de recuperar lo perdido. Agustín (Pedro de Tavira Egurrola), que regresa a un pasado lleno de ausencia; Emma (Liz Correa), que aún no comprende la magnitud de lo que perdió; y Elda (Eva Bianco), cuya carga de sufrimiento parece ser una condena. Estos tres destinos se entrelazan en una búsqueda común: el deseo de sanar, de reconciliarse con lo que fue, y de enfrentar los fantasmas del pasado.
Si bien la película no pretende resolver los dilemas de sus personajes, sí se erige como un reflejo de lo que significa desear. El deseo se convierte en un motor invisible que atraviesa el tiempo, haciendo eco de las preguntas más universales: ¿Qué estamos dispuestos a entregar por lo que deseamos? ¿Sabemos realmente lo que deseamos, o solo lo imaginamos? A través de un amuleto ancestral cargado de misterio y simbolismo, Lo deseado introduce una dimensión de realismo mágico que enriquece la narración, otorgándole una capa adicional de profundidad que invita a la reflexión. Mascambroni, en su indiscutible maestría, sabe cómo insinuar más que mostrar. La historia no se da de forma explícita, sino que se construye a partir de silencios, miradas y gestos sutiles. En el filme, los personajes no solo buscan resolver sus conflictos personales, sino que también se enfrentan a la imposibilidad de encontrar un camino claro hacia la redención. La película, al igual que sus personajes, nunca ofrece certezas, sino que incita al espectador a habitar sus dudas y a contemplar la fragilidad de la existencia humana.
El director, en su nueva propuesta, muestra una madurez cinematográfica que lo aleja de las convenciones narrativas. Si bien la trama podría haber seguido las líneas de un drama familiar tradicional, Mascambroni opta por no caer en la trampa de lo fácil. La película no busca complacer al espectador con respuestas concluyentes, sino que le ofrece una experiencia sensorial, una invitación a conectar con las emociones más profundas, más allá de la lógica estructural de la trama. La tensión del relato, el suspenso sutil, se alimenta de la incertidumbre y de una narración que siempre se encuentra en el filo de lo inexplicable. Lo deseado es un canto a la memoria y al deseo. Un recordatorio de que a veces lo que más anhelamos no es algo tangible, sino la posibilidad de recobrar lo irrecuperable. En ese sentido, la película funciona como un ruego, como una invocación, que no busca la catarsis, sino que deja al espectador en la orilla de su propia interpretación, en un espacio de reflexión profunda. Así, Mascambroni no solo crea un filme, sino que plantea una experiencia transformadora, que invita a repensar el propio deseo, sus límites y sus consecuencias.

Titulo: Lo deseado
Año: 2025
País: Argentina
Director: Darío Mascambroni