Casi 25 años después de su aclamado debut con La libertad en 2001, el director argentino Lisandro Alonso vuelve a la misma temática con su nuevo proyecto La libertad doble, una secuela que promete mantener el estilo íntimo y minimalista que lo llevó a la fama en la escena cinematográfica internacional.
El nuevo largometraje cuenta con un equipo de productores internacionales de peso. Ilse Hughan, de la compañía Fortuna Films con sede en Ámsterdam; Fernando Bascuñán, de la chilena Planta, y Augusto Matte, de la londinense Deptford Film, se han unido a 4L, la productora de Alonso, para dar vida a esta continuación. Además, el proyecto ha logrado atraer a coproductores como la alemana The Match Factory, que ya ha asegurado el respaldo del World Cinema Fund, y la luxemburguesa Les Films Fauves.
Sin embargo, el panorama económico actual en Argentina ha impuesto un desafío importante en la producción de La libertad doble. Según los productores Hughan, Bascuñán y Matte, la obtención de financiamiento adicional se ha vuelto esencial para seguir adelante con el proyecto, aunque aseguran que el equipo está decidido a comenzar el rodaje a principios de 2025. “La necesidad de fondos adicionales no es solo un requerimiento financiero, sino también una decisión estratégica para mantener la independencia y la integridad creativa de la película”, explicaron.
Al igual que en su predecesora, La libertad doble explorará los temas de la libertad y la evolución personal, pero esta vez desde una perspectiva madura, dos décadas después. La historia sigue a Misael, el protagonista de La libertad, quien después de 25 años sigue viviendo solo, talando árboles en el corazón de un bosque, lejos de la civilización. Sin embargo, su apacible aislamiento se ve interrumpido cuando debe hacerse cargo de su hermana mayor, lo que pone en riesgo el equilibrio y la tranquilidad que ha mantenido durante tanto tiempo. En palabras de los productores, la secuela buscará recapturar la esencia minimalista y reflexiva que caracterizó las primeras obras de Alonso, pero con una exploración más compleja de la adultez y el concepto cambiante de libertad.
El regreso de Lisandro Alonso al mundo de La libertad no solo es significativo para los seguidores de su cine, sino también para la industria cinematográfica latinoamericana. Según Bascuñán y Matte, ambos productores chilenos y socios en la nueva entidad de producción Maquina, “Argentina siempre ha sido un socio de coproducción clave para nuestra industria, y su actual situación institucional inestable hace vital que trabajemos en formas de apoyar las voces cinematográficas independientes más allá de nuestras fronteras en América Latina”. Los productores han hecho un llamado a otros socios potenciales para que se unan al proyecto, ofreciendo apoyo financiero y estratégico que permita preservar la independencia artística de la película.
La libertad fue el primer largometraje de Alonso y también el inicio de una trilogía que continuó con Los muertos en 2004, presentada en la Quincena de Realizadores de Cannes, y se completó con Fantasma en 2006. A través de estos films, Alonso se consolidó como una de las voces más singulares del cine latinoamericano, con un estilo que combina una narración minimalista con un profundo sentido de contemplación.
En 2008, Alonso lanzó Liverpool, una historia que sigue a un joven marinero que regresa a Tierra del Fuego en busca de su madre. Posteriormente, en 2014, presentó Jauja, un drama ambientado a finales del siglo XIX en Argentina y Dinamarca, protagonizado por el actor Viggo Mortensen, que fue galardonado con el premio Fipresci en la sección Un Certain Regard de Cannes.
El más reciente trabajo de Alonso, Eureka (2023), demuestra su capacidad para fusionar géneros y estilos narrativos. Descrita como una “fábula amerindia”, la película aborda la vida de comunidades indígenas a lo largo de distintas regiones y épocas históricas, desde los Estados Unidos hasta Sudamérica. El rodaje de Eureka fue un desafío técnico y logístico, con filmaciones en cuatro países, múltiples equipos y dificultades como el clima adverso y los retrasos ocasionados por la pandemia de COVID-19.
Con La libertad doble, Alonso regresa a su cine más introspectivo, aquel que lo lanzó al reconocimiento mundial, mientras los preparativos avanzan y los productores buscan nuevos aliados para asegurar la realización de una película que, sin dudas, generará grandes expectativas en los circuitos de cine independiente.