“La revolución ser radializada”

Por Rocío Rocha.

Hoy en día uno podría pensar en la radio, el objeto, como algo meramente decorativo en las casas, ocupando espacio en alacenas, muebles de antaño o depósitos. Visto desde otro ángulo, la radio bien podría ser un concepto propio de una película de ciencia ficción. Una caja que puede adquirir diferentes formas compuesta de circuitos, parlantes y una antena que registra frecuencias. La radio en sí, es una máquina superior. Un medio de comunicación y de comunidad – radioaficionados – fuente de trabajo, difusión, música, etc. Existimos en un mundo en donde las frecuencias radiales nos rodean, interceptan e interconectan cotidianamente ¿Cuál es el límite del mensaje? ¿Cómo se registra una frecuencia?¿De qué están hechas las relaciones humanas, cómo se construyen? Estos son algunos de los muchos interrogantes que dispara Le rêve et la radio, de Renaud Després-Larose y Ana Tapia Rousiouk, parte de la Competencia Tiger de IFFR. Ópera prima del cinematógrafo Després-Larose y segundo largometraje de la ecuatoriana-ucraniana Ana Tapia Rousiouk quien además de dirigir se dedica al diseño sonoro.

Le rêve et la radio comienza con una voice over relatando un sueño de una guerra, la más grande de todas las guerras, monstruos, hábitats y radios empiezan a dibujarse por la voz que amable pero certera dice: 

“Los dioses les dijeron a los niños que las radios eran portadoras de una sabiduría milenial. Es por eso que el mundo debería hacerse de nuevo con radios.”

Luego de esta potente secuencia inicial repleta de imágenes sobreexpuestas e intervenidas que declaran una visión única, los directores empiezan a introducir los espacios y personajes. Protagonistas soñadores y revolucionarios que buscan cambiar la ciudad. Como punto de partida, unas miradas cruzadas en un metro, un celular -que algunos ya podríamos decir que es vintage – y un extraño complejizan la trama de la historia que desde su carácter experimental flirtea con los géneros de comedia, drama, slacker y aventura sin quedarse demasiado tiempo en ninguno.  

En un universo en el cual reina la bohemia y los ideales, la palabra escrita se resignifica a través de mensajes radiales.  Le rêve et la radio conserva una cinematografía que destaca en interiores logrando escenas pictóricas que a la luz de las velas invita junto a los protagonistas a entrar en un estado de ensoñación. Sin embargo, aquellos son momentos dentro de una narrativa que busca escaparse de lo convencional y tal como las ondas radiales que profeta, expandirse midiendo hasta dónde puede llegar. El diseño sonoro está lejos de ser una norma estandarizada, el tratamiento de las voces se nota preciso. Cada una tiene un color particular que la llena de textura y contextualiza en la narrativa, los ambientes acompañan a la estética desde un estilo lo-fi con un poco de trash que de una forma extraña, como la misma película, se acopla a la música instrumental. 

Atemporal en su estética que combina y divaga entre lo moderno y lo vintage, haciendo eco a una generación de slackers soñadores. El montaje experimenta diferentes ritmos y posibilidades, las imágenes se sobreexponen como diferentes frecuencias no necesariamente buscando el tune más claro y prolijo sino aquel que deja un poco de ruido.  

Batallando entre glitchs y diferentes formatos: fílmico, VHS, cámara de seguridad, archivo y demás combinaciones. Le rêve et la radio es un trip estético y narrativo lleno de apuestas, revolución, política, sueños, deseos, mensajes y poesía.