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Las películas que Revista Caligari recomienda ver en el 35° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Parte 1

Isabella, de Matías Piñeiro. Competencia Internacional. 

Proyecciones: 21 22 23 de Noviembre.

Isabellaes la quinta entrega de Las Shakesperiadas de Matías Piñeiro; su película formalmente más experimental, y al mismo tiempo la más comprometida con el drama de sus personajes. La historia de una mujer que atraviesa el fin de su juventud afrontando los conflictos de esa etapa (la maternidad, los problemas económicos y las desilusiones que provoca cierta idea de éxito) es desarrollada a través de una estructura narrativa que reemplaza la noción de secuencia por la de zona. Cada gran bloque es trabajado como si fuera una superficie de color, dividida en fragmentos y luego recombinada “arbitrariamente” con otras. De esta manera, el espectador reconstruye en su cabeza las escenas y el orden entre ellas, practicando una especie de montaje a la distancia que nunca resiente la emotividad de la dramaturgia. Al contrario, desligarse del orden causal allana el terreno para la potencia emocional de cada detalle, desde una piedra coloreada hasta el llanto contenido de la protagonista.

Las mil y una, de Clarisa Navas. Competencia Internacional. 

Proyecciones: 23, 24 y 25 de Noviembre.

Luego de su debut en el largometraje de ficción con Hoy partido a las 3 (2017), la directora Clarisa Navas amplía su universo y vuelve a mostrar un talento único a la hora de transformar una historia personal en ficción. Filmando en el barrio Las Mil Viviendas de la provincia de Corrientes, Navas logra recrear un territorio en el que las relaciones humanas y afectivas, pero también de poder, son narradas a través de la vida de un grupo de personas relacionadas por lazos familiares y de amistad. En medio de otras historias, en ese escenario nace el amor entre Iris y Renata, atravesado por los prejuicios y la inocencia, en una sociedad en la que las agresiones hacia lo distinto conviven con la solidaridad. Navas muestra las costumbres de la vida de provincia y un universo convulsionado, pero siempre apostando por el respeto hacia sus personajes y el mundo que habitan.

Mamá, mamá, mamá, de Sol Berruezo Pichon-Rivière. Competencia argentina. 

Proyecciones: 23, 24 y 25 de Noviembre.

Cleo, una chica de 12 años, acaba de sufrir una tragedia espantosa: su hermanita Erín se ahogó en la pileta. Su madre no está; la cuidan su tía y sus primas, dos de ellas niñas, una de ellas adolescente. Mientras intenta sobrellevar la situación, sus primas intentan entretenerla con juegos y charlas. La ópera prima de Sol Berruezo Pichon-Riviére parte de un hecho imposiblemente triste y desgarrador, y la muerte sobrevuela la película entera mediante rituales funerarios lúdicos, junto con la leyenda de una camioneta escolar cuyo chofer secuestra niñas. Pero Berruezo evita el golpe bajo a toda costa, y al centrar la historia en estas niñas y adolescentes todo se convierte en descubrimiento y aventura, aunque no reniega de la tristeza en ningún momento. Una película de una belleza descomunal, tanto desde lo visual como desde la construcción de unos personajes cuyas actrices, todas extraordinarias, contribuyen a la hora de hacerlos inolvidables.

Un crimen común, de Francisco Márquez. Competencia argentina. 

Proyecciones: 24, 25 y 26 de Noviembre.

El nostálgico terror característico de un parque de diversiones nos introduce en el relato. El monstruo de Frankenstein y otras criaturas retro nos marcan el recorrido que apenas podemos ver por la bruma artificial que rodea el carrito del tren fantasma. En él van sentados dos niños valientes que no le abren la puerta al miedo: solo conocen el lenguaje de la diversión. Los monstruos del inicio nos alertan de aquello que vendrá: Cecilia (Elisa Carricajo), la madre de uno de los niños, se convertirá en la pintora de una pesadilla que incluye el asesinato de un adolescente y la presencia persecutoria de su fantasma.
Un crimen común es un thriller político que retrata la relación entre la protagonista y su cargo de conciencia. Tras dirigir –junto con Andrea Testa– la inquietante La larga noche de Francisco Sanctis, Francisco Márquez confirma su capacidad de crear historias políticas impredecibles a través de atmósferas vertiginosas y sin ventanas que nos permitan escapar.

Lúa vermella, de Lois Patiño. Competencia Estados Alterados.

Proyecciones: 23, 24 y 25 de Noviembre.

En una pequeña aldea de Galicia todos los habitantes parecen paralizados, como si el tiempo se hubiera detenido, o como si sufrieran algún tipo de afectación que hace que actúen como zombies suspendidos, aun cuando podamos escuchar sus voces bajas, que hablan de fantasmas y criaturas desconocidas. Quizás algo tenga que ver la desaparición de un marinero en situaciones extrañas. Quizás sea ese ambiente envenenado, el aire pesado, ese sonido extraño que envuelve todo, y que abraza la presencia de tres meigas (brujas gallegas), únicos seres que se desplazan en los caminos y espacios del pueblo, con el objetivo de encontrar a aquel hombre desaparecido. El director Lois Patiño propone un paseo sensorial, una pesadilla hipnótica que explota en colores, en la que el paisaje de lo cotidiano queda alterado por una poética del fantástico que explora terrenos de la mitología rural con imágenes de una potencia visual conmovedora, para la que parece haberse inventado el cine.

The Exit of the Trains, de Radu Jude y Adrian Cioflâncă. Competencia Estados Alterados.

Proyecciones: 22, 23 y 24 de Noviembre.

Con el estilo directo y riguroso que ya había demostrado en The Dead Nation (2017), Radu Jude se unió al historiador Adrian Cioflâncâ para abordar la masacre perpetrada contra miles de judíos en el pogromo de Iasi, iniciado a fines de junio de 1941. En orden alfabético se suceden las historias y retratos de distintas víctimas, reuniendo documentos fotográficos y testimonios de sobrevivientes y testigos, que describen el horror de los ataques, secuestros, torturas y ejecuciones que se desplegaron en los hogares y comercios judíos, por las calles y edificios de la ciudad y en los trenes de la muerte. Esas recolecciones remarcan las numerosas instancias en las que la población civil se involucró activamente en los crímenes, un aspecto poco discutido en la memoria colectiva de Rumania sobre el Holocausto. La parte final del documental exhibe imágenes del pogromo, escenas explícitas de opresión y muerte en las que confluyen miles de historias como las que la oralidad había rescatado previamente.

No existen treinta y seis maneras de mostrar cómo un hombre se sube a un caballo, de Nicolás Zukerfeld. Competencia Estados Alterados.

Proyecciones: 27, 28 y 29 de Noviembre.

Al principio de la película vemos escenas tomadas de la filmografía de Raoul Walsh que parecen –ya lo veremos– justificar el título. Pero, promediando el relato, las imágenes quedan de lado y las palabras se hacen cargo de la narración. A partir de ahí, la voz en off de un profesor de cine nos guiará por una pesquisa sobre el origen de la frase, que nuestro narrador encuentra por primera vez en un libro de Edgardo Cozarinsky y que resulta el disparador de la película y de una investigación protagonizada por cinéfilos dispersos por el mundo, quienes intentan dar con el verdadero origen de la aseveración de Walsh. “El cine es simple”, dice uno de los protagonistas de esta particular aventura cinéfila. Podríamos agregar que el buen cine es simple y que No existen treinta y seis maneras de mostrar cómo un hombre se sube a un caballo no hace más que confirmarlo.

La escuela del bosque, de Gonzalo Castro. Competencia Latinoamericana.

Proyecciones: 21, 22 y 23 de Noviembre.

Todavía quedan en las ciudades algunos espacios improbables. Hay una casa en Barcelona, en el barrio de Gràcia, que tiene un jardín repleto de árboles y plantas y en el fondo esculturas rodeadas de azulejos. Por algún agujero negro de los alquileres viven ahí María, una argentina de 35 años, separada hace poco de su pareja, y su hija Isabel, una catalana de seis que está comenzando la escuela. Las visita Iara, hermana de una y tía de la otra, y varios de sus amigos. Mientras vemos a María e Isabel relacionarse con los suyos, la película explora sensiblemente los espacios interiores y exteriores que componen esas relaciones. En cada charla parece avanzarse sobre la pregunta de qué es la identidad, y cuál es su relación con el lugar en el que se vive. Todo esto resuena en la historia de largas corrientes migratorias a un lado y otro del océano y de una ciudad que, como todas las grandes ciudades del mundo, cada día es más difícil de habitar. Quizás la respuesta esté en el bosque.

Los conductos, de Camilo Restrepo. Competencia Latinoamericana.

Proyecciones: 23, 24 y 25 de Noviembre.

Los conductos cuenta la historia de Pinky, a quien Camilo Restrepo conoció cuando filmó Cómo crece la sombra cuando el sol declina. Pinky hacía malabares en los semáforos, estampaba camisetas y había escapado de una secta religiosa donde la violencia estaba considerada un mal menor. También es la historia de la intemperie en Colombia, y de la supervivencia como tarea cotidiana, narrada a través del bandido Desquite y de los payasos Tuerquita, Bebé y Pernito –personajes de la mitología callejera de los 80–. En su primer largometraje, Restrepo sigue la misma línea de sus trabajos anteriores. Reinventa las imágenes que son cotidianas, alterándolas, logrando que elementos comunes se vuelvan esenciales, que cobren una fuerza surreal. Un viaje por conductos que establecen conexiones inesperadas y reactualizan historias del pasado que derivan en una corriente densa; una voz profunda que deja en claro que en nuestros días nada ha cambiado tanto.

Como el cielo después de llover, de Mercedes Gaviria. Competencia Latinoamericana.

Proyecciones: 25, 26 y 27 de Noviembre.

Mercedes Gaviria es una joven colombiana que abandonó su país para estudiar cine en Buenos Aires. Su madre no quería que se fuera a vivir tan lejos de ella, e intentó convencerla de que vaya a una universidad en Bogotá. Una noticia cambia el destino de la protagonista de esta historia: su padre Víctor Gaviria, un reconocido cineasta, volverá a filmar después de muchos años. Mercedes quiere estar cerca de él, esta vez desde otro lugar. Le propone por mail ser su asistente personal, excusa para que sea parte del equipo técnico de La mujer del animal, una película sobre violencia de género. Como el cielo después de llover es una autobiografía fusionada con un diario de rodaje; un documental que arma un rompecabezas familiar a partir de los videos hogareños que filmó Víctor cuando sus hijos eran niños. Al principio del film, Mercedes acaricia las hojas de una planta que al tocarla se queda dormida. Es esa belleza inabarcable que no se puede describir: hay que verla.