La sociedad de la nieve (2023), de J.A. Bayona

“La verdadera dimensión”

Por Agustín Acevedo Kanopa

 

La dificultad heredada de La sociedad de la nieve es cuál es la manera adecuada de manejar la dimensión del suceso en sí, cuánto de lo ocurrido en Los Andes puede contarse sin forzar una reformulación metaforizante del hecho. Esto es un problema que ni siquiera es ajeno a los mismos sobrevivientes, tomando en cuenta que algunos incurrieron en esas charlas motivacionales bizarramente meritocraticas en las que llegaron a decir cosas como “si yo salí de la cordillera, vos también podes salir de la pobreza”. 
Es de esos acontecimientos tan grandes que se convierten en cuerpo celeste que atrae para su propia órbita un montón de otros satélites o planetoides, que en este caso son las teorías y los aprendizajes que se pueden extraer. (A su vez, yo ya los esperaba, y no tardaron en aparecer, una serie de afásicos cinematográficos que critican la poca representación de mujeres y gente de la comunidad lgtbqi en el film, como si el pasado -no las personas que cuentan el pasado, sino el pasado en sí- estuviese obligado a reescribirse para poder dejar a todo el mundo contento).
No, yo creo que la única forma realmente digna de asumir algo tan Grande como la historia de supervivencia en Los Andes sólo se puede realizar desde su literalidad más dura; a fin de cuentas, realizar  un film que te haga sentir la verdadera dimensión de esa caída, la verdadera dimensión de ese frío, la verdadera dimensión de esa hambre y la verdadera dimensión de esa caminata. Y todo eso en La sociedad de la nieve se logra. 
Algo que me llamó la atención es que mientras en Viven el mayor impacto se lo llevaba uno de forma temprana, en la dimensión espectacular del accidente, en La sociedad de la nieve el momento en que el avión se estrella yo lo viví  como algo más estético, casi poético, en comparación a lo terrible que después se vuelve mear negro a causa de la inanición. Cada uno de esos detalles más orgánicos que espectaculares se van apilando y en su sumatoria se va borrando el espacio para la moraleja. Es la carne, el frío y la montaña murmurando algo en un idioma que nadie conoce.
Pero Justo alrededor de ese punto se acarrea lo que un montón de otras personas vienen criticando al film: ese subrayado humanizante, a veces dramático que tiene la voz en off de Numa y la música incidental. Yo odio, odio en general las voces en off y cualquier música incidental que guía lo que deberías sentir en cada momento, pero en este caso es lo único que permite que La sociedad de la nieve no se convierta en una película de Body Horror. Hay entonces, en mi consideración positiva del film, algo inusual para mí, que es que abrazo tanto su sequedad y voluntad de diagramar lo terrorifico de los sucesos (para dar verdadera densidad geográfica y física) como esa decisión que tuvieron los realizadores a la hora de encontrar algo que lo acolchonara. Una forma de ver lo que la luz ilumina sin permitir que su brillo termine de quemarnos la retina.

Titulo: La sociedad de la nieve

Año: 2023

País: España

Director: J.A. Bayona