“Ecos de un pasado colonial en la Amazonía“
Por Kristine Balduzzi
La ópera prima de Tatiana Fuentes Sadowski, La memoria de las mariposas, emerge como una profunda y necesaria reflexión sobre el doloroso y silenciado pasado colonial de la Amazonía, específicamente en la región del río Putumayo, epicentro de la vorágine del caucho a principios del siglo XX. La cineasta peruana se adentra en las profundidades de la memoria histórica a través de un meticuloso y poético trabajo con material de archivo, desafiando la narrativa oficial y confrontando las atrocidades del genocidio perpetrado contra las poblaciones indígenas, esclavizadas por el poderoso empresario cauchero Julio César Arana.
El largometraje se articula a partir de una compleja amalgama de imágenes reprocesadas en Super 8 y material de archivo de diversas fuentes, incluyendo fragmentos de filmes con una perspectiva inherentemente extractiva, como Amazonas, o maior rio do mundo (1922) de Silvino Santos. Al recontextualizar y subvertir estas imágenes, Fuentes Sadowski revela cómo el propio lenguaje cinematográfico y el archivo han sido cómplices y parte del sistema de explotación que impulsó el auge del caucho en Perú y Brasil. Lejos de ser un repositorio neutral, el archivo se presenta como un campo de batalla donde se libra la lucha por la memoria y la interpretación del pasado.
El eje central de la película es el viaje de ida y vuelta de Omarino y Aredomi, dos indígenas que, acompañados por el abogado irlandés Roger Casement, fueron llevados a Europa para denunciar la esclavitud de la población local. La directora se vale de las escasas fotografías y los diarios de Casement para reconstruir y ficcionalizar el recorrido de estos jóvenes, quienes se convirtieron en la prueba viviente de la barbarie. Sin embargo, Fuentes Sadowski no idealiza las iniciativas humanitarias, sino que las enmarca en la complejidad del colonialismo, revelando a Casement y la parte más progresista de la burguesía europea como una de sus múltiples caras.
La película trasciende la mera investigación histórica al entrelazar la historia de Omarino y Aredomi con la experiencia personal de la directora, quien es madre de un descendiente de una de las familias beneficiadas por el auge cauchero. Esta complejidad de visiones, nacida del deseo de analizar y comprender un pasado tan pesado, se mezcla con la herencia cultural y la forma en que los supervivientes del genocidio se relacionan con su historia. La voz en primera persona de Fuentes Sadowski guía al espectador, invitándolo a participar en el escrutinio de las imágenes y en la búsqueda de aquellos fantasmas sin inscripción material en la superficie del archivo.
El montaje de la película es un acto de resistencia. Al intervenir, reencuadrar, filtrar y fragmentar las imágenes, muchas de ellas filmadas originalmente con el propósito de catalogar y oprimir, la cineasta demuestra la capacidad del cine para subvertir la narrativa dominante y establecerse como una herramienta de conocimiento. Las imágenes viradas al rojo anuncian la violencia desmedida que sufrieron los indígenas amazónicos, mientras que la utilización de técnicas de montaje y edición revela las fisuras y grietas del archivo, donde la historia oficial ha silenciado ciertas voces y ocultado hechos. La cineasta se enfrenta a los materiales no como objetos ajenos, sino tamizados desde el afecto y la memoria familiar, buscando tomar posición frente a la herencia histórica.
La memoria de las mariposas se inscribe en una tendencia del cine documental latinoamericano contemporáneo que explota el archivo y la autobiografía para explorar problemáticas de la memoria y el pasado violento. Al conjugar material fílmico y fotográfico heterogéneo (incluyendo imágenes filmadas y procesadas por ella misma en Súper 8, que aumentan la densidad de la Amazonía), la directora imagina una materialidad que no existe, reconstruyendo ficcionalmente la historia a partir de lo que se presenta como presencias fantasmales. La obra de Tatiana Fuentes Sadowski propone un viaje de texturas, difuminado y nebuloso, que es un eco de los procesos de recomposición histórica. Aunque la búsqueda del destino final de Omarino y Aredomi permanezca en el enigma, la película cumple con un encargo urgente: la necesidad de comprender la recuperación de las memorias invisibilizadas y subterráneas también como un acto de imaginación. Se trata de un film que busca dar espacio a las voces que representan la contraparte de la historia oficial, su parte reprimida, y que propone la oportunidad de que de este viaje surja una nueva memoria, desde el territorio y proyectada hacia un mejor presente.
Titulo: La memoria de las mariposas
Año: 2025
País: Perú / Portugal
Director: Tatiana Fuentes Sadowski