La decisión del festival de invitar a miembros de AfD fue recibida con desaprobación por una enorme cantidad de gente, lo que generó un intenso debate dentro del sector cultural, los medios de comunicación y el equipo del Berlinale.
El Festival Internacional de Cine de Berlín, conocido como Berlinale, se vio envuelto en una controversia cuando invitó a miembros de Alternativa para Alemania (AfD), un partido político de extrema derecha, a su ceremonia de inauguración el 15 de febrero.
Esta decisión desató una reacción generalizada de más de 200 profesionales de la industria cinematográfica, incluidos actores, directores, productores, escritores, programadores, periodistas y estudiantes principalmente de Alemania, que protestaron contra la presencia de AfD en el festival.
Las protestas y la posterior retirada de la invitación subrayaron la postura de la Berlinale a favor de una democracia abierta y su rechazo a las opiniones profundamente contrarias de la AfD, que incluyen demandas de una sociedad homogénea, restricciones a la inmigración, deportaciones masivas, comentarios homofóbicos y racistas y revisionismo histórico.
La decisión del festival de retirar la invitación a los políticos de AfD también se alineó con las preocupaciones planteadas por los miembros de la industria y varias organizaciones comerciales cinematográficas, lo que refleja una postura colectiva contra la ideología nacionalista étnica y en apoyo de una sociedad diversa y la libertad artística.