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Hogar (2019), de Maura Delpero

“Una mirada ingenua”

Por Belén Paladino

El hogar es concebido como refugio, como espacio de protección, como centro. Las instituciones que tienen la tarea de alojar personas en situaciones vulnerables pretenden recrear algo de esta seguridad, pero la mayoría de las veces están lejos de hacerlo. Estas instituciones parecen debatirse entre la protección y el control, entre la contención y reformar. Estas tensiones son exploradas por la directora Maura Delpero en su primer largometraje de ficción Hogar

Fátima y Luciana son dos jóvenes madres solteras que habitan junto a otras adolescentes en una institución religiosa conducida por monjas. Los gustos, intereses y modos de vida de las adolescentes contrastan con el de las religiosas, provocando tensiones y conflictos. Deja de lado la sutiliza al centrarse en los contrastes más evidentes entre ambos mundos. Sin embargo, la llegada de Sor Paola de algún modo logrará una cercanía entre estas dos concepciones, un punto de encuentro o al menos una tregua. 

Los espacios habitados y transitados por las jóvenes dentro de la institución son espacios que no les pertenecen del todo, de los cuales no pueden apropiarse. En ellos rigen estrictas reglas, los horarios y las salidas no son libres y responden a cronogramas estrictos. Los talleres de costura son la única capacitación que se les brinda a las madres- sin dejar de lado la importancia de adquirir un oficio- no es casual que dentro de este contexto los conocimientos estén vinculados a los quehaceres domésticos, a tareas que han sido asociadas históricamente a lo femenino. La institución despliega una construcción tradicional y disociada del contexto actual en donde la mujer y la maternidad continúan siendo indisociables de la idea de sacrificio y abnegación. La institución al cobijar también se siente con derecho a educar a niñas y niños en la fe católica y a desplegar una construcción en torno a la maternidad. Este espacio habitado por mujeres provenientes de contextos marginales no funciona como un espacio contenedor donde es posible denunciar las violencias sufridas más bien fomenta la perpetración del silencio. Allí tampoco parece ser posible la creación de fuertes lazos de solidaridad entre las jóvenes. La institución aparece como un espacio disociado del afuera, con leyes propias y que prefiere encerrarse sobre si misma para protegerse de los cambios culturales y sociales que entiende atentan contra la tradición cristiana.  

El hogar no es un espacio al que se llega por elección sino porque no hay más opciones, porque no hay otro cobijo posible para las jóvenes madres. Es el único horizonte posible tanto para las jóvenes como para las religiosas. Delpero no se focaliza en las historias de las chicas, en un pasado en el que sin duda quedarían evidenciadas las desigualdades estructurales que han sufrido. En cambio, decide enfocarse en distintas formas de sentir la maternidad estableciendo un vinculo cercano a las mujeres que representa y sin juzgar ni sus decisiones ni modos de vida. Si bien este posicionamiento no carece de interés, la decisión acorta las posibilidades de ahondar en problemáticas que la película esboza tímidamente sobre temas actuales como la maternidad adolescente, la posición vulnerable de las jóvenes, o los roles de las instituciones religiosas que también evidencian un retroceso de políticas públicas. El gran acierto de Delpero es llevar al cine problemáticas actuales que sin duda merecen y es necesario que estén en pantalla, pero al no tomar un posicionamiento fuerte sobre estos temas logra una mirada un tanto ingenua de lo que representa⚫

Titulo: Hogar

Año: 2019

País: Italia

Director: Maura Delpero

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