“El lujo de los márgenes: innovar en el discurso fílmico”
Por Sebastián Francisco Maydana.
Mario es un carpintero avaro que vive atormentado por sus propios cálculos de ingresos y egresos; Marta es la última vendedora de castañas del pueblo, muy cerca de la frontera entre Eslovenia e Italia. En la segunda posguerra, cuando los Balcanes comenzaron a redefinir sus fronteras en un tumultuoso proceso que continúa hoy en día, haber quedado del lado oriental de la frontera significaba encontrarse excluidos del progreso europeo. La emigración hacia occidente en busca de mejores oportunidades no hizo más que agravar la imagen de decadencia de la región. Incluso el médico del pueblo, el Dr. Toni, parece haber renunciado a curar a la gente, recomendando en cambio simplemente esperar la muerte.
El ambiente liminar y decadente es retratado con maestría por el experimentado Ferran Paredes, por medio tanto de interiores opresivos y polvorientos como en el bosque cerrado donde la luz es administrada de forma de lograr el mayor efecto con la menor exposición. El resultado son algunos planos bellísimos y una atmósfera fantástica apropiada al entorno de cuento de hadas que el relato anuncia al comienzo.
Muchos planos en interiores son divididos en dos profundidades por el marco de una puerta. Invariablemente, aquello que sucede del otro lado de la puerta parece mucho más interesante y divertido que el mundo de este lado de la puerta, mucho más sombrío. El hecho que esto se revele ilusorio con el tiempo, ofrece una metáfora interesante del mundo interior de los habitantes del bosque. Aquellos que emigraron les envían fotografías en lugares exóticos, posando junto a lujosos automóviles y en situaciones que dan la idea de riqueza y éxito. Por supuesto, esto también es una ilusión.
Desde el punto de vista del guión, la obvia y bienvenida originalidad de esta obra es su narrador, que podría llamarse “especulativo”. Germano, el “hijo perdido” según es nombrado en la película, es quien reconstruye las últimas escenas de la vida de sus padres en la región limitánea del bosque de castaños. Lo relata como se evoca una memoria colectiva, trabajando sobre hechos que no se presenciaron pero de los que se tiene seguridad y que sirven de modelos para la acción. La superposición de tiempos en el montaje, escenas que se van corrigiendo sobre la marcha y la aparición, deus ex machina, de lo paranormal (precisamente en aquellos momentos que son más dolorosos de recordar) son todos dispositivos narrativos que parecen pensados a medida de esta historia.
Todos estos elementos terminan por constituir una película sumamente interesante en lo visual y en la forma de contar. Incluso se permite ese lujo propio de los márgenes: innova en el discurso fílmico, algo que no se ve muy seguido últimamente pero que es una valiosa lección para nuestro cine. Desde los márgenes, en los límites y zonas fronterizas, no imitando al centro sino abrazando la propia condición de marginalidad, es que nuestros cines se hacen fuertes.

Titulo: Monologue
Año: 2020
País: Rusia
Director: Maxim Eruzhenets
